El caso de Luna Giardina (24) y Mariel Zamudio (50) conmocionó a Córdoba y al país. Ambas fueron asesinadas en su casa del barrio Villa Serrana por Pablo Laurta, expareja de Luna, quien luego escapó secuestrando a su hijo Pedro, de tan solo 5 años.
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Los vecinos, que conocían el calvario que vivían madre e hija, contaron que Luna temía por su vida y había pedido ayuda en más de una oportunidad. Incluso solicitaba a los vecinos que revisaran las cámaras de seguridad si notaban algo extraño.
“Ella vivía con miedo. Nos pedía que estuviéramos atentos, que si lo veíamos cerca lo avisáramos”, relató Laura, vecina que vive frente a la casa donde ocurrieron los asesinatos.
“Para mí las mató entre las 9.30 y las 10 de la mañana”
En diálogo con Mujeres Argentinas (El Trece), Laura brindó un testimonio desgarrador. “Yo no estaba en casa en ese momento, pero para mí las mató entre las 9.30 y las 10 de la mañana, por las cámaras que nos pasaron los vecinos. Él estaba en la esquina, esperando un taxi”, contó.
Según su relato, Mariel podría haber sido sorprendida mientras salía a darle de comer a los perros o a tender la ropa, ya que ambas solían mantener la puerta cerrada con llave por seguridad.
Laura recordó que durante ese día entró y salió varias veces de su casa sin notar nada extraño. Recién por la noche, cuando su hijo le comentó que había visto a un hombre llevándose a un chico, comenzó a sospechar. “Le mandé un mensaje a Mariel para ver si estaba todo bien, pero no me respondió. Hice lo mismo con Lunita. Pobrecita, tampoco me contestó”.
Un pedido de ayuda que no fue escuchado
La vecina explicó que Luna se mostraba muy angustiada en los días previos. “Hace unos días que estaba nerviosa, sabía que este tipo estaba acá y no le dijeron. El sistema falló. Hubieran entrado igual y no esperar a que yo llamara”, expresó entre lágrimas.
Cuando finalmente llegó la policía y pudieron ingresar a la vivienda, el panorama fue estremecedor. “Les quitó la vida, las tapó como a un perro este asesino psicópata. Lo dejó a Pedro sin nadie. Ojalá que pague, que le den perpetua. La familia de él también sabía lo que era, un psicópata”, dijo.
Una vida marcada por el miedo y el esfuerzo
Laura recordó cómo eran Luna y Mariel. “Buenísima Mariel, todos los días salía a trabajar. Y Luna hacía sus cositas, tejía, vendía dulces caseros para ayudar a su mamá y sostener al nene. Amaba a su hijo, vivía por él”, relató.
La vecina también reveló que Luna había sufrido abuso y control por parte de Laurta, incluso durante una estadía en Uruguay: “La había llevado obligada, la tenía retenida, la violó muchas veces. Por eso ella volvió”.
El testimonio refleja el horror de una historia que las propias víctimas denunciaron con sus gestos y sus miedos, pero que no alcanzó a ser escuchada a tiempo.
Una comunidad en shock
En Villa Serrana, la conmoción es total. Vecinos, docentes y amigos se unieron en marchas y cadenas de oración por el pequeño Pedro, quien fue encontrado a salvo horas después de la fuga de su padre.
El caso volvió a poner en el centro del debate la necesidad urgente de respuestas efectivas frente a la violencia de género, así como la revisión de los protocolos de alerta temprana.
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