Las plantas se convirtieron en las mejores aliadas de la decoración conquistando todos los rincones del hogar, llenándolos de frescura y calidez. Si bien la lista de las especies que son furor esta temporada es muy amplia, la caña de ámbar está entre las preferidas.
Y es que esta bellísima y delicada planta, cuenta con imponentes y perfumadas flores blancas capaces de conquistar todas las miradas.

Su nombre botánico es hedychium coronarium y se trata de una planta tropical herbácea perenne originaria de las Indias Orientales. Perteneciente a la familia de las zingiberáceas -como la cúrcuma y el jengibre-, puede llegar a medir hasta 1 metro de altura y se recomienda atar con guías sus tallos para que crezcan más derechos ya que tienen tendencia a tumbarse.
Sus bellísimas y perfumadas hojas lanceoladas, pueden llegar a medir hasta 25cm y se pueden cortar para lucirse en arreglos florales en algún centro de mesa o jarrón, y convertirse en la estrella indiscutida del ambiente.

Cuidados básicos de la caña de ámbar en exteriores
El espacio ideal para colocar esta especie, es todo aquel que cuente con una buena iluminación solar o media sombra. Al ser de origen tropical requiere de una buena dosis humedad, por lo que se recomienda pulverizar de vez en cuando sus hojas, sobre todo en verano.
Por otro lado, su sustrato debe contar con un buen drenaje y ser rico en materia orgánica.

En cuanto a sus riegos, se recomienda que sean abundantes y frecuentes sobre todo en las épocas más calurosas como el verano.
Si se quiere utilizar fertilizante para contribuir aún más a su crecimiento, es clave que sea equilibrado y que coloque una vez al mes duramente su época de crecimiento.

Al ser una especie que se multiplica con facilidad y rapidez, se recomienda transplantarla cada dos años o cuando los rizomas se extiendan mucho llenando las macetas.