La “Difusión del urbanismo en las redes sociales” fue el más reciente tema de estudio conjunto del Mágister Héctor Rotavista y el Arquitecto Diego Iorii Ruiz, docentes de Urbanismo y Arquitectura e investigadores del INSOD de UADE, y en esta columna -exclusiva para ti DECO- comparten sus conclusiones.
“Cualquier persona puede aportar para lograr procesos de planificación urbana más participativos y democráticos”, afirman los investigadores de Instituto de Ciencias Sociales y Disciplinas Proyectuales (INSOD), dedicado a la investigación aplicada con proyección social.
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La planificación urbana: participativa y democrática

Ya no es un secreto a voces, sino más bien un murmullo que resuena en los pasillos de las facultades, en los halls de los shoppings, en las meditaciones de quien va de regreso del trabajo a su casa.
Vivimos en un tiempo o periodo de la humanidad para el cual no tenemos un nombre o siquiera un apodo; eso sí, hay rasgos que lo identifica: volatilidad de la economía, inseguridad, falta de infraestructura, el impacto reciente de la Inteligencia Artificial en todos los ámbitos.
Esto abre un abanico para que cualquier persona que tenga acceso a estas herramientas pueda aportar para lograr procesos de planificación urbana más participativos y democráticos, como aquellos ejercicios de urbanismo futurista que proponían los pibes londinenses del movimiento Archigram en los ´60.
Vivir y contar la ciudad a través de las redes sociales

Los ciudadanos perciben y representan la ciudad a través de las redes sociales. Este paisaje amorfo de subjetividades convive entre las vallas publicitarias y los carteles de los nuevos proyectos inmobiliarios.
La percepción de estos da la impresión de estar en su punto más alto en la historia reciente de la ciudad de Buenos Aires.
Esta coyuntura deja al filósofo francés Gilles Lipovetsky como un presagiador al plantear las ciudades como una gran telepantalla del imperio de lo efímero.
¿Las urbes como moda? Los expertos lo llaman gentrificación: un proceso de renovación y mejora de una zona urbana. Plantean este fenómeno como el apocalipsis urbano de la civilización. Un antes y después de la vida contemporánea.

Así, Buenos Aires parece un crisol de matices descriptos por observadores con diferentes intereses: el sector público, el sector privado y la ciudadanía. Estos intereses chocan. Y, como las acciones de informar y comunicar han cambiado, también lo ha hecho la forma en que los ciudadanos manifiestan su percepción de la ciudad.
Del Paseo del Bajo al Movistar Arena: los ciudadanos opinan en X e Instagram

Las quejas y el inconformismo no se quedan entre las paredes de un café, sino que han transcendido al universo de las redes sociales.
Una particularidad que tiene este espacio es la posibilidad de ver cómo la percepción sobre un lugar de algún barrio porteño se configura a través del tiempo: ¿Qué pensaba un vecino del Paseo del Bajo antes de ser construido? ¿Qué piensa ahora que la obra funciona? ¿Responde ese proyecto a su visión de ciudad futura?
Las respuestas a estos interrogantes se pueden rastrear en Instagram, en X e incluso en vecinos de antaño mediante Facebook.
Villa Crespo se convirtió en un centro neurálgico de discusión con su Movistar Arena. Por un lado, aquellos que afirman que los temblores y ruidos molestos repercutieron en el destrozo de su vajilla; como también aquellos que le adjudican a Luis Miguel y Ricardo Arjona sus complicaciones para dormir.
¿Son ciertas estas afirmaciones? ¿Representan el pensar colectivo? Hay otras voces, en este caso, que sostienen que Villa Crespo se ve más moderno ahora, que la calle Humboldt se volvió más segura y que sólo falta el regreso de Atlanta a primera.
Las redes sociales: “un espejo roto”

Hay quienes sostienen que en las redes sociales abunda el material de análisis para psicólogos, vendedores de Marketplace y lingüistas. Queremos sumarnos al debate con una pregunta: ¿No hay material digno para los sociólogos, constructores y urbanistas?
Las redes sociales son un espejo roto, cuyas partes hay que reconstruir para encontrar atisbos de veracidad. Entre esos murmullos se exageran problemáticas, como también hay sueños edilicios utópicos en locaciones que no tienen la infraestructura necesaria; como lo es el caso de los terrenos de la Isla Maciel: un objeto de varios proyectos irrealizables por su inviabilidad financiera.
El contraste aportado por las encuestas y entrevistas como estrategia de investigación sobre la ciudad puede validar aquello que aparece en las redes sociales. Estas son las voces de quienes no se manifiestan a través de otros espacios físicos o virtuales.

En tiempos en que el boom de las billeteras virtuales hace parecer que los billetes físicos circularon hace siglos; en tiempos en que la Inteligencia Artificial plantea el fin del trabajo tal como lo conocimos; tenemos la oportunidad para considerar que el pensar, planificar y proyectar la ciudad debería involucrar las redes sociales.
Una herramienta que permita entender la ciudad virtual y tomar de ella elementos que permitan construir la Buenos Aires que aún no llega, pero que está a la vuelta de la esquina.