Coaching: pautas para ordenar nuestra vida afectiva - Revista Para Ti
 

Coaching: pautas para ordenar nuestra vida afectiva

Al vincularnos con otros amorosamente atravesamos todo tipo de emociones: desde la alegría y la satisfacción hasta la desilusión y la desesperanza. El coaching propone una serie de preguntas para encontrar respuestas propias y tomar conciencia de las situaciones, como el paso fundamental para comenzar a desentrañarlas y mejorar nuestra situación sentimental.
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¿Cómo generar relaciones más sanas? ¿Cómo superar vínculos que ya no funcionan? ¿Cómo recomenzar una pareja? El coaching, como práctica, busca que cada individuo llegue a sus propias respuestas a partir de la formulación de este tipo de preguntas. Expertos de la Federación Internacional de Coaching (ICF por sus siglas en inglés) nos brindan consejos sobre cómo enfrentar los desafíos de vivir en pareja, superar una ruptura o encarar una reconciliación.


En los tiempos que corren, día a día se va deconstruyendo el discurso del amor romántico, y pasamos a entender que lo más importante en la vida es amarnos a nosotros mismos, que esa es nuestra relación fundamental y primaria: conocernos y respetarnos por lo que somos. A partir de esa base, relacionarnos con otros siempre implicará una aventura enriquecedora, partiendo de la empatía y del respeto hacia nuestras emociones.


La convivencia implica poner en práctica esos valores que parecen abstractos cada día, estableciendo pautas saludables que no subordinen el deseo de ninguna de las partes hacia las preferencias de la otra. El diálogo constante y la puesta en discusión de posibles conflictos o costumbres que nos molestan del otro también es un factor fundamental para mantener el equilibrio en la pareja.


En el caso de las rupturas, si bien pueden ser muy dolorosas, volver al punto cero de amarse a uno mismo es lo primordial. Nuestro valor no se halla en que alguien nos elija como pareja o no, ni en que una relación funcione según los anhelos de cada cual. La experiencia que nos da haber conocido a alguien y transitado un tiempo largo o corto de nuestra vida junto a esa persona nos puede servir de aprendizaje para interacciones futuras, más que como una fuente de remordimiento.

Las reconciliaciones implican fundamentalmente a nuestra inteligencia emocional, para saber perdonar y establecer un nuevo compromiso con la persona en cuestión. El perdón necesita de responsabilidad mutua, y de la transformación voluntaria de la persona que cometió tal o cual conducta reprochable. El trabajo constante con nuestras emociones, pensar de dónde surgen, y con nuestras creencias es muy importante en estos procesos.


Ya sea por un corazón roto, una pareja desgastada, o una traición difícil de superar, las personas nos podemos ver en dificultades de alcanzar el bienestar en nuestro mundo afectivo. Sin embargo, la toma de conciencia de estas dificultades, la reflexión sobre uno mismo y el trabajo cotidiano sobre nuestros más profundos sentimientos son una salida posible hacia esa plenitud.

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