Se podría decir que es la última obsesión de las fanáticas de las plantas. Por la forma de sus hojas, su color intenso y el tamaño que logra alcanzar, el ficus lyrata o pandurata es la planta deco por excelencia. Pero hay que saber cómo cuidarla para mantenerla en todo su esplendor.
Su lugar de origen se centra en el África tropical. Por lo tanto, sus necesidades climatológicas son más asociadas a climas cálidos, mostrando un oscurecimiento de las hojas cuando las temperaturas invernales son bajas. En su lugar de origen puede llegar a alcanzar los 20 metros de altura.
Sus grandes hojas, las cuales sobrepasan fácilmente los 25 centímetros de largo son uno de sus grandes atractivos ornamentales. Su color es verde oscuro más o menos brillante. Otra de sus peculiaridades es su marcada nerviación en el haz y prominente en el envés.
Se multiplica por esquejes. Las plantas, mientras van desarrollándose, son tutoradas mediante cañas de bambú para mantener cada uno de sus tallos erguidos y con crecimiento en vertical.
Es importante ubicar esta planta en zonas bien iluminadas y evitar que esté expuesto a corrientes de aire de forma continuada. Hay que mantener su sustrato húmedo sin llegar al encharcamiento. Una práctica recomendada es pulverizar sus hojas o pasarle sobre sus hojas un paño húmedo para retirar el polvo acumulado sobre ellas.
El ficus lyrata no requiere tantas podas como otra planta de interior. Cuando este alcanza un tamaño que comienza a no ser el adecuado para el sitio en el que se encuentra ubicado, lo mejor es plantarlo en el jardín.
Hay que destacar que si bien el Ficus lyrata no es uno de los tipos de ficus más agresivos en cuanto a posibles daños ocasionados por sus raíces.
Uno de los desafíos del Ficus lyrata es su tendencia a crecer verticalmente y sin ramificar. Para fomentar la ramificación, se recomienda plantar dos ejemplares en el mismo contenedor, lo que resultará en dos troncos en lugar de uno solo.
Cómo podar el ficus pandurata para ramificarlo
Se lo puede podar en la parte superior para controlar su tamaño y fomentar la ramificación lateral. La mejor época para hacerlo es a finales del invierno o principios de la primavera, cuando la planta está entrando en una fase de mayor actividad.
De las yemas latentes cerca de las hojas, comenzarán a desarrollarse nuevas ramas, lo que ayudará a darle una forma más compacta y atractiva a la planta.
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