Puede ser que no la conozcas por su nombre, pero seguro la viste alguna vez. O la vas a empezar a ver muy seguido. La mimosa, también conocida como aromo francés o mimosa plateada, es una de plantas favoritas de internet y una de las más utilizadas por interioristas e influencers del mundo deco.
Y no es para menos... Además de generar focos de atracción muy efectivos y alegrar hasta el rincón más sobrio, perfuma el ambiente y enamora a primera vista con sus llamativas florcitas amarillas.
Para que tengas una idea se trata de un árbol con hojas ovaladas muy finas (parecidas al helecho) y flores amarillas (con forma de pequeñas esferas) que desprenden un exquisito perfume. Además, tiene un fruto permanece un tiempo en la planta, otorgándole un reflejo castaño a la copa en primavera.
Nativa de Australia, su nombre científico es Acacia Dealbata y se puede ver tanto en interiores (como flor de corte o en macetas) como en exteriores.
Se puede sumar en cualquier rincón y ambiente de la casa, siempre y cuando reciba una buena dosis de luz natural durante el día. Si se cultiva exteriores puede alcanzar una altura de hasta 10 metros.
Cuidados
- Luz: es uno de los factores más importantes para la mimosa ya que necesita una buena dosis de luz natural para poder crecer correctamente.
- Temperatura: al tratarse de una planta que florece a finales del invierno, soporta bien las temperaturas bajas pero no las heladas intensas.
- Riego: debe ser regular y moderado, siempre evitando los encharcamientos ya que son muy perjudiciales para esta especie.
- Sustrato: rico en materia orgánica y con un buen drenaje que evite los encharcamientos y permita que sus raíces se aireen.
- Poda: debido a su rápido crecimiento parte de la ramificación se debilita, por lo resulta clave ir podándola.