Son la alternativa más utilizada por los arquitectos cuando el espacio lo permite. Los cerramientos de exteriores suman un ambiente extra sin quitar espacio -el grosor de las aberturas no obstruye el paso- y tomando partido de los metros disponibles en el patio o jardín. Son versátiles, permiten el paso de la luz natural y por supuesto, ayudan a optimizar el espacio.
A grandes rasgos los cerramientos de exteriores se dividen según su tipo:
Esta modalidad te permite sumar estas placas de vidrio y aluminio de manera sectorizada. Por ejemplo, para cerrar un techo abierto o sumar paredes en un patio o galería descubiertos. Este tipo de cerramientos permiten un nuevo uso de estos espacios sin cerrarlos herméticamente en vidrio.
También se los conoce como jardines de invierno o cerramientos completos. En estos casos, se trata de trabajos integrales que conjugan techos y puertas corredizas que se abre hacia los costados. El resultado son unas cajas acristaladas que con una conveniente climatización, pueden actuar como un ambiente más.
Además de quinchos y patios cerrados, este tipo de cerramientos se usan también para estirar cocinas, agrandar livings y crear unos encantadores jardines de invierno.
Ideales para conectar dos zonas sin cortes: las hojas de las puertas se pliegan hacia uno u otro lado, despejando las visuales, ya nque ocupan un grosor mínimo cuando están plegadas.
Fotos: Pinterest y archivo Para Ti Deco.
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