¿Comés por hambre real o por ansiedad? 6 ítems para detectarlo
 

¿Comés por hambre real o por ansiedad? 6 señales para detectar si el estrés está guiando tu alimentación

La Lic. Agustina Murcho explica cómo identificar el hambre emocional, una forma de comer que no responde a necesidades físicas sino a estados internos como el estrés, la ansiedad o la angustia.
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En el ritmo acelerado de la vida moderna, muchas veces comemos sin detenernos a pensar por qué lo hacemos. ¿Es realmente hambre o estamos buscando calmar algo más profundo?

La Lic. Agustina Murcho (M.N 7888), especialista en trastornos alimentarios y magister en psicoinmunoneuroendocrinología, advierte que el estrés, el cansancio o las emociones no expresadas pueden ser grandes detonantes de lo que se conoce como hambre emocional: un tipo de alimentación que no responde a las necesidades físicas del cuerpo, sino a una necesidad emocional.

“Identificar estos patrones es el primer paso para construir una relación más saludable con la comida y con nosotros mismos”, señala.

6 señales de que estás comiendo por emoción

Estas son algunas pistas para reconocer si estás comiendo en respuesta al estrés o las emociones:

1. Comés aunque no tengas hambre real

No sentís apetito, pero seguís comiendo. Tal vez hay algo que necesita calmarse, y no es el estómago: puede ser ansiedad, angustia o vacío emocional.

2. Comer te genera alivio emocional

Sucede cuando “bajás la guardia”: al volver del trabajo, cuando estás solo/a o buscás relajarte. La comida se transforma en una válvula de escape.

3. No sabés bien qué te pasa, pero comés igual

A veces la emoción no se reconoce: aburrimiento, frustración o enojo encubierto. En vez de conectar con lo que sentimos, lo tapamos con comida.

4. Después de comer te sentís peor

La comida no resolvió el problema y dejó culpa o bronca. Esa mezcla incómoda aumenta la frustración.

5. Necesitás “algo rico” para sentirte mejor

No es hambre ni antojo real. Es un recurso emocional aprendido: algo dulce o crocante puede calmarte… por un rato.

6. Sabés que no tiene sentido, pero no podés parar

Cuando la comida cumple una función emocional, no se trata de voluntad. Hay una dinámica profunda que necesita atención profesional y compasiva.

¿Qué podés hacer si te sentís identificado?

“Primero, no te juzgues”, recomienda la Lic. Murcho. El hambre emocional no es una falla: es una forma de adaptación. El objetivo no es eliminarla, sino entenderla y encontrar nuevas respuestas.

Si te reconocés en estas señales, lo más saludable es buscar acompañamiento profesional. Un abordaje integral, con apoyo de nutricionistas y terapeutas, puede ayudarte a mejorar tu vínculo con la comida, identificar tus necesidades reales y desarrollar herramientas para gestionarlas mejor.

Por Lic. Agustina Murcho (M.N 7888), licenciada en nutrición especialista en trastornos alimentarios y magister en psicoinmunoneuroendocrinología - iG @nutricion.ag

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