La presencia de Carolina de Mónaco junto a su hija, Charlotte Casiraghi, en los Premios Prince Pierre se convirtió en una ineludible lección de moda. Lejos de las tendencias pasajeras, las mujeres de la Casa Grimaldi reafirmaron su dominio de un código estético particular: la sobriedad elevada a arte. Ellas no siguen la moda, definen un estilo.

El look coordinado, aunque sutilmente diferente, fue la prueba de que su complicidad estética va más allá del parentesco. Ambas eligieron el total black como lenguaje común, demostrando que este color, lejos de ser austero, habla de poder sereno y una elegancia que no necesita excesos.

La maestría del total black como declaración
La elegancia de Carolina de Mónaco es siempre depurada. Fiel a su estilo, la princesa eligió un traje sastre fluido con un escote profundo. La clave del look estuvo en los detalles satinados del saco, que daban un aire arquitectónico y sofisticado, y un largo collar de cuentas negras que caía con gracia.

Charlotte, por su parte, demostró cómo modernizar el negro sin perder seriedad. Equilibrió la formalidad de una falda larga plisada con la frescura de una remera básica. La clave aquí estuvo en el juego de texturas (mate y pliegues) y un collar XL de cuentas negras, casi un guiño a la joya de su madre, que sumaba un punto contemporáneo al conjunto.
Este encuentro estético probó una vez más que el negro, cuando se lo trabaja con intencionalidad, es el color de la sofisticación absoluta.
Pelo brillante: el culto a la belleza effortless
Si el look fue un acierto, la belleza no se quedó atrás. Ambas saben hacer culto del effortless chic al llevar el pelo suelto, perfectamente pulido y con un codiciado brillo espejo.
Carolina de Mónaco lució su clásico corte bob recto. Es un corte que siempre estructura y rejuvenece. Su pelo gris-plata, cuidado con esmero, no solo aporta carácter, sino que es el máximo símbolo de que la sofisticación no tiene edad, sino una actitud impecable.

Por su parte, Charlotte Casiraghi optó por una textura naturalmente lisa pero con volumen y movimiento. El brillo que conseguís con productos de acabado ligero y un buen cepillado se traduce en ese aire saludable que hoy es la máxima aspiración del haircare.
Labios jugosos: el triunfo del glow discreto
Madre e hija coincidieron en la piel fresca, uniforme y con un glow discreto. El maquillaje siguió la misma línea de "menos es más, pero con intención": un sutil rubor, una mirada levemente definida con máscara y eyeliner fino, y listo.

El punto focal fue el labio brillante. El lipgloss se convirtió en el hilo conductor de la belleza Grimaldi.
Carolina eligió un nude con brillo satinado, que complementaba la formalidad de su traje, mientras que Charlotte prefirió un rosa translúcido de acabado vinilo, que captaba la luz y le daba un toque más juvenil.

Este simple gesto demuestra la inteligencia de su makeup: la luz y la frescura se logran con un labio jugoso, sin necesidad de bases pesadas o contornos marcados. Tocá en este enlace y mirá los mejores tips para conseguir ese efecto glow en tu piel.
Joyería con mensaje
Finalmente, la elección de las joyas cerró el círculo. Carolina eligió aros y broches en piedras verdes, que contrastaban de manera vibrante con el negro. Charlotte mantuvo el foco en el collar negro de grandes cuentas.
En conjunto, lograron una armonía visual perfecta: el diálogo entre el brillo del pelo, la luz de las piedras y la elegancia atemporal del total black confirma que la elegancia natural es, efectivamente, el sello de esta familia.
Fotos: Fotonoticias
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