La historia de amor que vivió María Leal con su marido, el cineasta Martín Rodríguez Mentasti, antes de enamorarse de Sandra Mihanovich - Revista Para Ti
 

La historia de amor que vivió María Leal con su marido, el cineasta Martín Rodríguez Mentasti, antes de enamorarse de Sandra Mihanovich

Antes de conocer a Sandra Mihanovich, María vivió un gran amor con quien fue su marido durante ocho años, Martín Rodríguez Mentasti. Con él tuvo dos hijos.
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Hace pocos días María Leal sorprendió al revelar que estuvo seis años en pareja con Sandra Mihanovich. Lo contó en el programa de Moria Casán, Moria es Moria, que se emite cada noche por Canal 9. Sin mencionarla y diciendolo solo "la chica que canta", la actriz de 74 años habló por primera vez de esa relación que comenzó como una amistad y se convirtió en un gran amor.

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María Leal en su juventud.

Sin embargo, antes de conocer a Sandra, María ya había vivido una gran historia de amor con quien fue su marido, el guionista y cineasta Martín Rodríguez Mentasti, con quien se casó a los 22 años, en 1970. Con él, que era 17 años mayor que ella, tuvo a sus dos hijos, Juan y Lucas Rodríguez Martínez.

"Yo me casé muy chica, pero me casé con mi 'príncipe azul', un señor de 1.92 metros de estatura, con piel siempre quemada por el sol, con ojos azules. Un día me dijo: '¿Por qué me amás?'. Y yo le dije: 'Te amo porque sos un caballero en la mesa, sos un animal en el lecho y porque sos (Martín Rodríguez) Mentasti, yo soy actriz y porque tenés mucha plata'. Y entonces me dijo: '¡Con vos me caso!'", contó por primera vez María, en el programa de Moria.

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Fotografiada junto al actor Enrique Liporace en 1971.

Un amor inmenso que terminó abruptamente

Luego siguió repasando su historia con Mentasti: "Nos conocimos porque me llamó para hacer una película. Yo pensé que era un viejo. Llegué y efectivamente había un viejo con el que me puse a hablar pensando que era él. Entonces Carlos Pacheco, mi representante, me dijo: 'Le está hablando el señor Mentasti, María'. Yo giré y vi ese monumento, tremendo de guapo. Pero, además, me dijo que le gustaba el campo. Entonces, cuando salimos de ahí, estábamos llegando a la esquina de San Martín y Corrientes y Pachequito me dice: 'Mire, María, le han ofrecido tres películas'. Y yo le respondí: 'No me puede hablar de eso. Yo acabo de conocer al padre de mis hijos'. Y me casé a los diez minutos. Fue muy poco tiempo: 5 meses de noviazgo. A los 5 años, el príncipe se enfermó y a los 8 se murió".

La muerte de Mentasti sumió a María en una gran depresión. Tenía solo 30 años y dos hijos chiquitos, y la actriz tuvo por momentos "ganas de seguirlo". Pero la pulsión de la vida fue más fuerte. "¿Sabés qué fue lo más doloroso de todo? Entender que de amor no te morís. Al principio me quería morir con él, teniendo mis hijos chicos. El amor te termina empujando a ver desde otra perspectiva", le dijo a Clarín en una entrevista.

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María en la época de "Grande, pa!"

Frente a Moria, María reflexionó acerca de lo que le pasó al enviudar tan joven. "Yo creo que lo que me pasó frente a su muerte es que entendí que se me presentaban dos opciones: o resignaba mi amorosidad y mi sexualidad o me enamorada de una mujer. Y me enamoré de una chica y estuve en una historia... Pensá que eran finales de los años setenta, no era fácil vivir esa historia y menos con dos hijos chiquitos", añadió.

Cuando conoció a Sandra Mihanovich

Y luego hizo mención a Sandra, aunque solo refiriéndose a ella como "la chica que canta". "Me enamoré y a partir de eso descubrí esa otra parte mía. Yo no me di cuenta. La chica canta", dijo. Y Moria acotó: "La chica canta y donó un riñón".

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María con Sandra Mihanovich.

"Lo dijiste vos", se atajó Leal, riendo. "Digámosle ‘la chica’. Íbamos a hacer una película juntas (Los miedos). Entonces Alejandro Doria (el director) me llevó a escucharla cantar a Satchmo, un sótano que estaba en la calle Agüero. Yo estaba destruida porque hacía dos meses que había muerto mi marido. Llegué ahí y la chica empezó a cantar y mi recuerdo es que la miraba y me empezó a molestar el cuerpo. No sabía bien qué me pasaba. Entonces salimos de ahí y Doria propuso que fuéramos a mi casa a tomar algo para seguir conversando. Fuimos a mi casa; llovía torrencialmente y hablamos, hablamos, hablamos. Me acuerdo que me senté en el piso, ella en el sofá y Doria traía café, mate, whisky, lo que fuera. Iba y venía y nosotras hablábamos. De golpe, salió el sol. Había parado la lluvia, había salido el sol y ahí estábamos". continuó.

"Nos despedimos y yo sentía como una rareza. Mamá se había quedado a dormir porque yo no me podía quedar sola con los chicos porque estaba destruida: se había muerto mi marido y me quería morir con él", continuó.

Con Sandra convivió 6 años

Y entonces se refirió al siguiente encuentro: "Yo tenía que ir a ver a una amiga que había estado desaparecida y que estaba en Ezeiza. Entonces la llamé a esta chica y le dije: ‘Mirá, tengo que hacer algo muy difícil y me gustaría gratificarme un poco y verte a vos después’. Todo eso yo lo decía estúpidamente. No me daba cuenta de lo que decía. Nos encontramos. Ella estaba saliendo con un chico en ese momento. No sé cómo, de golpe, en un momento dado, nos abrazamos. Se escucharon las campanas del Vaticano hasta la Catedral y yo dije: ‘Dios y la virgen, ¿qué me está pasando? Durante mucho tiempo no pasó nada porque yo estaba aterrada hasta el día que me dio un beso", agregó.

"No nos nombramos. Ella tampoco me nombra. Nos queremos muchísimo. Y esto también es importante decirlo: no fui yo quien sugirió a ‘la chica’ para que forme parte del elenco, fue Graciela Dufau", continuó.

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Junto al elenco de "Grande, pa!"

"Estuvimos seis años juntas. Convivimos. Gracias a Dios, mis hijos iban a un colegio europeo, entonces todo estaba más cuidado. Los terapeutas me decían que tenía que esperar a que los chicos me preguntaran porque darle información a un chico si no te pregunta es casi una agresión. Y el que me vino a plantear la situación fue el más chico, Lucas, en París. Tenía 19 años y hacía mil años que no estábamos juntas. Vino y me preguntó qué fue lo que pasó, cómo fue esa historia. Yo le conté todo y me dijo que estaba bien; entonces, lo agarré al grande, Juan, porque consideré que él también tenía que saberlo. Juan me dijo que nunca se le había pasado por la cabeza. Es que éramos dos chicas, muy jovencitas y a los ojos de los demás éramos como amigas: jamás en la vida nada adelante de nadie”, agregó.

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