Kate Middleton fue la anfitriona del concierto de Navidad que se hizo este jueves en la Abadía de Westminster. Un evento que contó con alredor de 1800 invitados, entre los que estaban toda la familia real, incluido el nuevo rey Carlos III y su esposa la reina Camilla. Para la ocasión, los príncipes de Gales y sus hijos lucieron looks coordinados en tono negros y bordo.
Una fecha complicada
Casualidad o no, el tradicional concierto navideño no pudo haber sido en una peor fecha. Es que el jueves también salieron los últimos capítulos del documental de Netflix "Harry & Meghan" y las declaraciones del hermano de William son realmente explosivas, dejando muy mal parada a todos sus familiares.
El hijo menor de Lady Di reveló que estaba aterrado por los gritos de su hermano cuando le comunicó que se alejaba de la corona, en medio de una reunión en la que también estaban presente Carlos III e Isabel III. Según los expertos en realeza este tipo de declaraciones está afectando mucho a varios miembros de la familia real, aunque los amigos más cercanos a William contaron que el próximo rey de Reino Unido les afirmó que jamás lo mirará.
Familia unida
En medio del escándalo, los príncipes de Gales se mostraron más unidos que nunca junto a sus hijos, solo George estuvo ausente en el evento. Es la segunda vez que Kate es anfitriona del evento y hasta se anima a tocar el piano. El año pasado, ningún miembro de la familia estuvo presente para alentarla, pero este año, hubo asistencia perfecta. La monarquía inglesa entiende el momento de inestabilidad que está viviendo y deben mantenerse fuerte todos juntos.
Apuesta monocromática
Para la ocasión Kate Middleton optó por un vestido-abrigo, stilettos y clutch todo en tono bordo. Un look impecable monocromático con el que se convirtió en la más elegante de la noche. La princesa de Gales sigue los consejos de moda de Isabel II y siempre que apuesta por un color, trata de usarlo en todo el atuendo. Una manera de resaltar entre la multitud. "nadie mira a alguien vestido de beige" dijo alguna vez la monarca más longeva de Reino Unido, una regla que Kate aplica en la mayoría de sus looks.