Desde hace más de 80 años, Mirtha Legrand deslumbra tanto en la pantalla como en los eventos sociales más importantes del país. Pero además de ser un ícono de la televisión, es también una figura central en la historia del estilo argentino.

En esta nota, repasamos sus looks más icónicos de otras épocas: vestidos que marcaron tendencia, accesorios inolvidables, peinados de época y esa actitud de diva que nunca perdió.
Los años dorados: glamour de cine y encajes impecables


En los años 50 y 60, cuando brillaba como actriz en el cine nacional, Mirtha desplegaba un estilo de estrella de Hollywood: vestidos de gala con encaje, faldas voluminosas, hombros caídos y guantes largos. Siempre de la mano de los diseñadores más prestigiosos, su silueta era impecable y su presencia, arrolladora.



El poder del brillo: lentejuelas, brocato y alta costura

Durante las décadas del 70 y 80, Mirtha abrazó las lentejuelas, los brocatos, los colores fuertes y las mangas con volumen. Su presencia en los almuerzos —primero grabados, luego en vivo— se transformó también en una pasarela donde lucía conjuntos de alta costura, muchos de ellos diseñados a medida.


Cada aparición era esperada, analizada y comentada. Su estilo marcaba la pauta de lo que significaba la elegancia televisiva en la Argentina. Vestidos bordados a mano, tocados, capas y tapados largos eran parte de su sello personal.





El estilo como legado: clásico, femenino y atemporal

En los últimos 20 años, Mirtha siguió fiel a su estética: conjuntos en tonos claros, joyas imponentes, peinados prolijos y maquillaje siempre impecable. Sus elecciones combinan clasicismo y actualidad, y nunca pierde su impronta de reina de la televisión.

Diseñadores como Gino Bogani, su histórico modisto y amigo, la vistieron durante décadas, consolidando un estilo que es ya parte del ADN visual de la cultura argentina.








Más que moda: identidad, presencia y reinvención
Los looks de Mirtha Legrand no son solo ropa: son símbolos de una mujer que se reinventó a lo largo del tiempo, que supo mantenerse vigente, y que hizo de la elegancia una forma de expresión. Cada vestido, cada joya, cada conjunto habla de su carácter y de su capacidad para dejar una huella.

En tiempos donde la moda cambia a velocidad digital, Mirtha sigue representando una estética atemporal, que celebra lo clásico con orgullo y que eleva la figura de la mujer madura como referente de estilo.
Cada aparición suya —en televisión, en galas, o incluso en entregas de premios— logra el mismo efecto: sorprender. Porque más allá de su fidelidad al estilo clásico y a la alta costura, Mirtha siempre encuentra la manera de renovar su imagen, de incorporar detalles inesperados o apostar por combinaciones audaces. Sus looks son mucho más que elegancia: son declaraciones de carácter.
Búsqueda y digitalización de archivo: Gustavo Ramírez.
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