Diseñadora. Empresaria de moda. Consultora especializada en negocios internacionales. Los diferentes perfiles de Alejandra Boland, una mujer de 39 años que desde muy chica sabía que su destino estaría, de alguna manera, relacionado con la moda. La vida le demostraría, tiempo después, que eso sería solamente el puntapié inicial.
Si bien está instalada en la Argentina junto con su marido (a quien define como "un pibe que se la re banca"), reconoce que vive "arriba de un avión", que hay veces en las que amanece y no recuerda en qué ciudad se encuentra. Por eso, confiesa "¡amo la rutina!" y que por ser "una virginiana de pura cepa, necesito mi estructura".
Rememora, cuando indagamos en qué momento de su vida fue descubriendo a qué cosas era afín, que sus padres decidieron mandarla a aprender costura cuando tenía doce años. "Empecé a tomar clases con una señora grande, iba con todas mujeres mayores y miraban un programa Andino y yo ahí, cosiendo con ellas (risas), y aprendí los básicos".
¿Te llamaba la atención ver desfiles o la vida de algún diseñador o la vida de alguna modelo, te conectabas con todas esas cosas?
-Conectaba y no solo conectaba, sino que jugaba a que tenía un local de ropa. Abría el ropero y venía mi hermana a comprarme (risas). Y después tenía como fascinación, era otra época, te estoy hablando de los 90... no es que habrías el teléfono y tenías todo, qué se ponía quién. Teníamos las revistas en papel, qué se iba a usar. Prestaba mucha atención, por ejemplo, a qué usaba Lady Di... íconos... y después qué vuelta le podías dar vos con lo que tenías en tu casa. Mi mirada iba por ese lado.
Y añade: "En mis primeras salidas, 14 o 15 años, me hacía mi topcito y esas cosas. Me fui acercando desde distintos lugares al mundo de la moda pero, con los años, me di cuenta que lo que más me gustaba de eso era el negocio. Con los años me fui volcando más para el lado del mundo empresarial". Tiempo después estudiaría Diseño de Indumentaria y Textil.
Si tuvieras que definirte de una manera más personal, ¿cómo sería?
-Soy Ale, soy una persona muy creativa, soñadora, con mucha fuerza. Siento que siempre tengo ganas de hacer algo más... esto de estar de un lado, para el otro, con muchas ideas. Siento que soy muy apasionada por lo que hago, que sea lo que haga, ¡le pongo todo!
"Creo que siempre supe que quería moverme de un modo diferente. Siempre me apasionó la moda, el mundo de los textiles.. desde un lugar muy de niña, desde hacer el dibujo del vestido. Eso siempre fue algo en mí y siempre tuve en casa el ejemplo emprendedor. Sobre todo, papá, empresario... creo que siempre estuvo la idea de hacer algo propio, que me apasione, que me lleve a todos los días estar divertida".
"Creo que ahí fue donde me di cuenta que me encantaba la ropa, la moda, pero también el negocio. Lo que más me divertía era poder hacer algo mío, mostrarlo al mundo y que pase algo. No desde el lugar del arte en sí mismo, sino de poder generar algo que sea mi modo de vida".
De diseñadora a empresaria y de ahí a consultora
Alejandra Boland tiene, en sociedad con su padre, una consultora con la que recluta marcas y hace curadurías para presentarlas en trade shows, donde se conectan con mayoristas de todo el mundo. Por otro lado, brinda asesoramiento a quienes tengan ganas de expandirse a los mercados internacionales.
"Hace cinco o seis años empezó a dar toda esta vuelta. Toda la vida trabajé en moda con mi marca de ropa, tengo una marca acá en Argentina hace 16 años con la que hago vestidos de noche. La fui construyendo y tuve un camino muy exitoso acá. Se empezó a destacar fuerte con vestidos de noche cuando cierran las exportaciones y nosotros hacíamos vestidos bordados, los clientes que no los conseguían más de afuera, se empezó a comentar que había dos chicas en Palermo que los hacían y así, de repente pasamos a tener una marca que realmente se tuvo que aggiornar a las exigencias de un mercado mayorista muy competitivo como es el de Argentina".
Tuviste que crecer en maquinaria, insumos...
-Básicamente, ¡tuve que madurar y dejarme de pavear! Ahí fue donde pasó lo mejor que me puedo pasar, que fue asociarme con mi padre. En ese momento, en una que fuimos a pedir dinero papá me dijo 'sí, obvio, claro, pero primero mostrarme los números'. Y nos iba bárbaro, viajábamos, vendíamos, éramos unas reinas. Cuando me mira los números, me dice 'te estás fundiendo'. No lo sabíamos, éramos dos diseñadoras. No éramos empresarias, administradoras. Éramos dos diseñadoras que hacíamos ropa linda y habíamos tenido un golpe de suerte. Y creo que, en gran parte, ahí empezamos a tener realmente un negocio.
"Me acuerdo la sensación de llegar el primer día a la oficina y de saber qué tenía que hacer... porque tenía un jefe (entre comillas), que me decía 'ahora vos te vas a ocupar de la parte comercial'. Y a mí me parecía un bochorno porque yo hacía ropa, la gente venía a comprarme, yo no salía a vender, ¡qué papelón!"
"Mi padre me dijo 'tenés que salir quería vender, esto no es así'. Y, bueno, y ahí le fui perdiendo el pudor y me enamoré de la parte comercial de las cosas. Hace un par de años, más allá de mi marca, cuando me doy cuenta que existe todo este mundo de otras marcas, de poder generar este sentido de comunidad, me di cuenta que me había preparado para esto toda la vida, a través de diferentes experiencias y situaciones. Los shows para los que voy a curaduría los conocía hace 11 años de casualidad en Nueva York, el día mi cumpleaños... son todas cosas que me fueron poniendo en el lugar en el que estoy hoy, y hoy siento que tengo la foto completa de qué es lo que me gusta".
Está cada pieza donde tiene que estar...
-Sí, obviamente, falta que se acomoden cosas, siempre surge algo nuevo. Pero creo que en gran parte te marca si estás donde tienes que estar cuando siguen surgiendo oportunidades.
"Los trade shows conectan a diferentes marcas de todo el mundo con distintos compradores mayoristas, también de todo el mundo. Tienen distintas curadurías relacionadas con tipo de producto, precio, calidad, zona geográfica, que te habla de qué es lo que se vende ahí. Las marcas participan cuando quieren salir a un mercado nuevo y muchas, que ya están en otros mercados, siguen participando porque ahí tienen esta afluencia de compradores que los van a conocer, van a tocar el producto.
¿Cómo comenzaste con la consultoría?
-Cuando participé con mi marca de uno de estos shows, había más de novecientas marcas, empecé a mirar y había una sola marca Argentina pero no había marcas de Sudamérica. Y cuando una ve el talento que hay acá, los diseñadores las cosas espectaculares, una dice '¿qué estamos haciendo?, ¿¡cómo no estamos por ningún lado?!'. Desde ahí y un poco también con un poco de suerte, la gente del show me contactó para que empiece a hacer esta curaduría de marcas, recorriendo el campo, mirando, tocando y encontrando productos y, además, la gente detrás del producto que sabe lo que tiene que hacer -por más que no lo tenga resuelto- pero por lo menos sabe para dónde llevarla, el esfuerzo que va a tener que poner.
"Hoy trabajo para dos compañías de shows diferentes (son muchos), para diferentes países. Hoy estoy trabajando para Paraguay, Uruguay, Bolivia, Argentina y España, para todo lo que es Estados Unidos y después con los shows de Francia, trabajo global, con marcas de todo el mundo".
"Es espectacular, primero, estar en contacto con gente creativa, emprendedora, que puede tener una empresa gigante o una mini empresa, que empezó hace dos años, y todos tienen el mismo brillo en los ojos... lo hacen desde un lugar de pasión total. ¡Y eso me parece soñado! Poder trabajar con gente así y después sentir que, en algún punto, les estás acercando una posibilidad que ni siquiera la tenían contemplaba"
"Siempre uso la misma frase: vos ya los haces acá, solamente le tenés que cambiar el código postal... que es un simplismo absoluto, pero tenés que hacer los deberes y después salir, el mercado te va a acomodar... te puede abrazar o expulsar, miles de cosas te pueden pasar pero,
muchas veces, -sobre todo los mercados latinoamericanos- están tan concentrados en el lío, en todas las trabitas que se van poniendo, que no lo ves. Esas dos partes son las que me dicen, cada vez que tengo una reunión con una marca nueva, ¡vamos a dar buenas noticias! ¡Me encanta ser la que tiene los tips!
Debe ser un camino difícil, que cuando te lo brinda alguien que lo tiene allanado, está bárbaro...
-Me pasó, cuando estuve del otro lado, y no lo tenía. Empezás a descubrir que hay un mundo de marcas que se quieren ayudar, que te vuelves loco, porque imagínate un comité de marcas... ¡y empieza a pasar! Ahora se están armando colectivos de marcas uruguayas, marcas de argentinas que están por el mundo que dicen 'che, vamos juntas, hagamos esta sinergia. Tenemos buen producto, las cosas funcionan, ¡vamos!' Las marcas, juntas, se potencian y, además, se genera algo muy de sentido comunidad que trasciende el negocio. Ahí empiezan a surgir oportunidades pero tenés que estar muy listo para compartir y no todo el mundo está tan listo.
"Lo que está bueno es que cada una de las marcas vaya haciendo su trabajo. Que sepa bien dónde se quiere meter por qué. Es muy importante poder tener eso muy claro porque los mercados son muy diferentes y hay que prestarle mucha atención. Hay mercados que te van a rechazar inmediatamente por tu producto y es muy importante que cada una de las marcas sepa, qué producto le va a servir, qué producto no. Que puedan hacer ese recorrido. Todos los que tienen producto, que ya tienen marcas consolidadas, lo saben, son, en general, empresarios que han salido al mundo, que han visto ,que han que sean empapado, entonces ya saben, más o menos, este no es un mercado para mí o sí. Hoy podés hacer el estudio de mercado más barato del mundo con tu teléfono. No es imprescindible (alguno me va a odiar) que te contratas a la mega consultora para que tenga el mega estudio de mercado, sino que vos podés realmente ver dónde podés y no podés estar, los precios que se manejan. Hay que hacer la tarea".
"El disparador son los shows, todo el mundo quiere vender en Nueva York, ahí es cuando nosotros entramos dentro de lo que es el proceso de consultoría para los programas de internacionalización. Hacemos un primer diagnóstico de la marca para ver qué tiene, qué no tiene. Muchas tienen bastante resuelto. Otras tienen el producto, pero no tienen la estructura; otras tienen la estructura, pero el producto no funcionaría... hay muchas cosas en las cuales poner atención para decir 'bueno, esto realmente tiene una potencialidad y no sólo tiene la potencialidad del producto, sino de la compañía que se va a hacer cargo del proceso'. Y ahí tiene que el compromiso de los dueños, porque muchas veces te pasa que uno de los socios quiere y el otro no quiere, entonces, es un caos. Tene que estar todo muy alineado y después se empieza a trabajar puntualmente con cada una de las marcas".
"Se hace una curaduría de producto bien en detalle. Si se maneja bien el tema de segmentación, es decir, a qué mercado quieres ir, cómo querés entrar, a través de qué tiendas, siempre pensando en el mayorista como la estrategia base porque tiene muy poco costo porque vos salís con muestras. , Vos vas a cualquier otro lugar con 70 muestras, no con 50 mil dólares de producción. Y para una marca que está arrancando, no necesita tener una inversión tan grande y tiene un retorno de esa inversión muy rápido.
"Sea para esta estrategia o, por ahí, la minorista (si es que la marca se quiere animar) y nos sentamos a charlar y hacemos un ida y vuelta porque es re importante que la marca sepa que está haciendo y se hace desde el alma de la marca. Así se arma una planificación a la par de la marca,
se eligen estos jugadores para ver por dónde la vamos a llevar y ahí, que es el momento que nadie quiere (y que a mí me encanta) yo los dejo... '¡chau, hasta acá llegué!' y quieren que siga con ellos, pero mi trabajo ahí ya terminó".
"Cuando hago las curadurías para los shows, cuando conozco una marca trato de hacer una devolución muy honesta porque, muchas veces, le acomodás dos o tres ideas y pueden arrancar. Me gusta poder sembrar esa semilla está buenísimo, así que en procesos".
Estando en contacto con tantas marcas, ¿cómo cómo ves hoy en día el tema de la sustentabilidad, ves un cambio tangible tendiendo a cambios en la forma de producción?
-Sí, sí hay... pero trabajo con mercados que tienen barreras para producir de esa manera. En muchos casos, hay cosas que se pueden conseguir. El mundo va para ese lado y todos lo sabemos y a mí me interesa mucho que (esto se lo robé a un chico que conocí en un show, que me hablaba de la sustentabilidad) que me dice 'estamos poniendo mal la atención porque no tiene tanto que ver, lo más importante es que sea un consumo responsable, como una responsabilidad total de saber que estás consumiendo, de saber cómo estás produciendo. Porque después uno lee en la etiqueta "sustentable" y no sabés qué significa.
"Creo que está cambiando para ese lado y muchas marcas que en Sudamérica no tienen tantas herramientas y los que sí las tienen sí, por un tema más intrínseco de su producto, no tienen capacidad de poder hacer un producto escalable. Yo te puedo este suéter es súper sustentable porque sé cómo se generó el vellón de la lana y porque la tejedora recibe una paga justa por su trabajo, todo rastreable... ¿cuántos hacés?
Además que ese tipo de productos suelen ser caros para el público en general...
-Ahí está el salir a otros mercados porque, lamentablemente hoy, tenemos un techo muy bajito.
¿Qué crees que debería suceder para que eso sea un poquito más fácil de llevar a cabo?
-Siento que primero tiene que haber un interés real y sería muy bueno (y esto por ahí lo comparo con otros países) que esas cosas estén apoyadas desde organismos públicos, tiene que haber políticas que te estén hablando de eso. Por ejemplo, en los trade shows si vos tenés un producto certificado que es sustentable, mismo si es propiedad de mujeres, o propiedad de una minoría racial, hay un montón de cosas que te permiten que te esponsoreen.
"Hay muchísimas variables y hay que estar alineados, hoy ya no estamos en los albores, porque ya es algo que realmente está pasando, que es generacional. Hoy un chico de 20 años te va a preguntar, que nosotros, nosotros era... dame plástico me lo pongo y salgo al boliche. Creo que está yendo para ese lado, pero falta un montón. Falta un montón y más en por ahí estos mercados, que que por ahí la tenemos un poco más complicada".
¿Para dónde te parece que va el mercado de la moda, actualmente?
-No sé si es que va en un sentido, pero siento que estamos en un momento espectacular para todos los que tengan propuestas diferentes. Está pasando que los compradores internacionales (ya sea en Europa o en Estados Unidos) están buscando ADN.. te dicen 'contame una historia'. Quieren saber qué pasa, quién es esta persona que está acá atrás, diseñando, la historia que tiene para contar. Y acá, en Sudamérica, tenemos historias que no lo pueden creer. Me parece que hoy, cualquiera que tenga una historia para contar, ya tiene gran parte del tema ganado.
"Las marcas latinoamericanas están contando algo diferente... es su momento porque tienen color, tienen producto, son divertidas, están hablando de algo, tienen un mensaje para este mundo convulsionado. ¡Imaginate ese talento en condiciones favorables! No hay techo y vos me preguntabas si hay una dirección: hoy hay muchas direcciones y está buenísimo poder decir 'bueno, cuál es la mía'".
¿Cómo ves tu negocio en el futuro inmediato?
-Proyección... Estoy muy sorprendida, porque siento que en los últimos dos años, si bien les decía esto de que siempre me preparé, no paran de surgir cosas, se empieza a generar esto que a mí me encanta que es la confianza del otro, distintas propuestas de distintos lugares, entonces yo hoy veo como este playground de decir 'la puedo llevar para cualquier lugar'. Yo tengo mi corazoncito con mi marca, que siempre la voy a llevar, para donde vaya, en el sentido de que, por un lado funciona, y por otro lado, no tengo apuro de hacerla crecer más afuera.
"Sé que esto no queda acá. Yo sé que hay algo más ahí, pero no lo termino de ver. Sí siento que estaba muy en la vinculación de contactar gente, de ser el puente, de intercambiar información desde un lugar genuino y generoso. Que además es bidireccional. Me estás compartiendo como qué es lo que querés, cómo lo pensaste. Se te sienta gente que sabe más que vos y te cuenta todo eso y es un montón".
"Me encanta poder ir posicionándome, en cierto punto, como un referente (le pongo mil comillas) pero me encanta ser esa persona de consulta, que puedan recurrir y poder contarlo en el mundo: las marcas uruguayas son un caño, las marcas bolivianas, las rompen. Y se te quedan mirando porque no sabían que eso existía. La verdad, lo veo infinito".
Fotos: Alejandro Carra @alejandrocarra
Video: Cande Petech @ph.candela
Edición de video: Catalina Recalde
Make up y pelo: Astrid Cepeda @astridc.studio
Producción: Lucila Subiza @lucilasubiza
Esta producción se realizo en Natural Bio Art Gallery @naturalbioartgallery
