En una noticia que conmueve a la Argentina y al mundo, el Papa Francisco falleció esta madrugada en Roma a los 88 años. Aunque su estado de salud se había deteriorado en las últimas semanas, su muerte sorprendió porque apenas horas antes había reaparecido públicamente durante las ceremonias de Pascuas y había compartido emotivos mensajes en redes sociales.
Y fue justamente allí, en su cuenta oficial de X (ex Twitter), donde dejó lo que hoy se interpreta como su despedida: un mensaje cargado de fe, esperanza y una reflexión profunda sobre la vida, la muerte y el verdadero sentido de nuestra existencia.
Francisco deja un legado espiritual, social y humano que trascendió fronteras. Austero, sencillo y profundamente comprometido con los más necesitados, fue un líder que no tuvo miedo de alzar la voz contra las injusticias y de tender la mano a los más vulnerables.
Hoy, sus últimas palabras quedan como un faro para los creyentes y para todos aquellos que encuentran en el mensaje de paz y vida una guía en medio de la adversidad.
Su último mensaje: el legado que habla de vida
Quizás el mensaje más conmovedor fue el último que compartió antes de morir: “Cristo ha resucitado! En este anuncio está contenido todo el sentido de nuestra existencia, que no está hecha para la muerte sino para la vida”.
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Una frase que hoy resuena con fuerza. Francisco, el Papa argentino que conmovió al mundo por su cercanía y humildad, se despidió recordando que la vida sigue más allá de la muerte y que el verdadero sentido de la existencia está en vivir con fe, esperanza y amor al prójimo.
El pedido de paz que emocionó al mundo
En otro de sus posteos, Francisco reiteró uno de los mensajes que marcó su pontificado: el llamado a la paz en el mundo. “Desde el Santo Sepulcro, donde este año la Pascua será celebrada el mismo día por los católicos y los ortodoxos, se irradie la luz de la paz sobre toda Tierra Santa y sobre el mundo entero”, escribió, en un gesto que buscó unir credos y culturas en un momento de tensiones globales.
A tono con la celebración pascual, Francisco publicó: “Hermanas, hermanos, en el asombro de la fe pascual, llevando en el corazón toda esperanza de paz y de liberación, podemos decir: contigo, Señor, todo es nuevo. Contigo, todo comienza de nuevo”.
Un mensaje que hoy, a la luz de su partida, se resignifica como un testamento espiritual. Porque ese “todo comienza de nuevo” parece haber sido también su forma de despedirse, dejando en sus fieles un mensaje de renovación y fe.
La reflexión más fuerte: sobre el mal, la violencia y la misericordia
Entre esos últimos mensajes, hubo uno que conmovió por su profundidad y actualidad.
“En la pasión y muerte de Jesús, Dios ha cargado sobre sí todo el mal del mundo y con su infinita misericordia lo ha vencido; ha eliminado el orgullo diabólico que envenena el corazón del hombre y siembra por doquier violencia y corrupción”, escribió Francisco.
Palabras que, en medio de un mundo atravesado por conflictos, tensiones sociales y desigualdades, resonaron como un llamado urgente a la reconciliación, al perdón y a recuperar la humanidad en los vínculos.
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