La difícil y resiliente historia familiar de Santi Maratea: su papá superó dos veces al cáncer y su mamá murió en 2019 - Revista Para Ti
 

La difícil y resiliente historia familiar de Santi Maratea: su papá superó dos veces al cáncer y su mamá murió en 2019

Santi Maratea consiguió en poco tiempo recaudar los 2 millones de dólares que necesitaba Emmita para sobrevivir. Detrás de él hay una familia que supo batallar contra las adversidades de la vida. 
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Santi Maratea el influencer que se puso al hombro la campaña de Emmita y consiguió que en tiempo récord se pudiera recaudar la suma de dinero necesaria para que la bebe pueda hacer su tratamiento. Hoy es considerado un héroe. Y su papá, Rafael, compartió en su cuenta de Instagram un posteo expresando orgullo por su hijo. Una historia fuerte.

Los Maratea están felices con el logro obtenido. Nadie mejor que ellos para saber cómo batallar las peleas más duras y sobrevivir. Son una familia que tuvo que atravesar duros golpes en la vida, adversidades y que saben de resiliencia.

Santi con sus hermanos, su papá y su mamá. Foto: IG.

La vida misma de Rafael, el papá de Santi, fue dura. Según contó en una nota La Nación "su madre lo abandonó cuando apenas tenía cuatro años y, tanto él como su hermana, quedaron a cargo del padre, algo inusual para la época. Aun a pesar de las circunstancias creció en el seno de una familia italiana numerosa, muy apegada y cercana. Él, sin embargo, era tímido en extremo y todo le causaba temor".

Tenía 20 años cuando su papá, el abuelo de Santi, lo echó de su casa: "Al comienzo paré en lo de diversos amigos, pero luego terminé durmiendo en la calle, en el club o en alguna plaza. Fue muy difícil", contó Rafael.

Foto del casamiento de Mariana y Rafael, los papás de Santi. Foto: IG

No bajó los brazos, hizo changas y trabajó como recolector de residuos para intentar forjarse un futuro. Poco después conoció a Mariana, la mamá de Santi, y se enamoró. Trabajó mucho, estudió y se convirtió en consultor de una empresa de origen británico. En 1999, creó su propia firma dedicada a la capacitación empresaria; hoy es un reconocido coach de equipos empresariales. Así encontró sentido a la palabra resiliencia.

Santi con sus hermanos más grandes: Josefina y los mellizos Tomás y Lucas. Foto: IG

Pero a los 33 años enfrentó su primer diagnóstico de cáncer. "Lo primero que sentí fue la sensación de fin, porque cuando a uno le avisan que está invadido por un cáncer siente que la vida se terminó. Aparte, mi padre había muerto por su causa en el año 85 y mi madre en el 86, cuando tenía 23 años, de manera que no había muchas esperanzas. Todo se vino abajo y me encontré sin saber para dónde ir. En ese momento yo era chico, solo 33 años, gracias a Dios Mariana ya estaba en mi vida, ella se puso la enfermedad al hombro, me bancó e hizo que todo estuviera bien", contó en La Nación.

Los papás de Santi. Foto: IG

Batalló tres años contra el cáncer. Un día, cansado de pelearla, le dijo a Mariana, su compañera de vida y madre de sus cuatro hijos, que no quería más tratamiento. Ella fue su mejor sostén y pilar en aquel momento. Le respondió: "Mirá Rafa, vos te vas a morir, pero yo me quedo sola con los cuatro chicos (Tomás y Lucas tenían 8 años, josefina 6 y Santiago 5) así que hacé algo para salir de esa situación". Cuatro meses más tarde, Rafael tenía una remisión completa de su enfermedad.

Luego, la vida volvió a golpear a la familia: la hermana de Rafael, tía de Santiago, murió en un accidente de auto.

Santi y su papá. Foto: IG

La adolescencia de Santi no fue fácil. Le iba mal en el colegio. Pero ya desde aquella época era un ser especial, solidario. Rafael contó en su cuenta de Instagram que tenía 13 cuando decidieron no dejarlo ir a una gira deportiva por sus bajas calificaciones. "¿Y que hizo ?, le regalo el dinero que había juntado sólo para esa gira a uno de sus compañeros", contó con orgullo Rafael.

Rafael tenía 50 años cuando un nuevo diagnóstico de cáncer golpeó a los Maratea. "Uno no está preparado para luchar dos veces contra el cáncer, pero sucedió. Cuando me dieron la noticia me pregunté `¿Otra vez?´, ahí tuve que remover mis demonios, estuve todo un día caminando sin hablar con nadie para intentar serenarme, pero, en mi fuero íntimo, en ese instante creí que era mi momento, que ahora sí no había salida. Por fortuna volví a entender que había un propósito por cumplir y eso me volvió a cargar de energía y me dije a mí mismo que ya había vencido al cáncer una vez, que esta era otra batalla y debía ganarla nuevamente, algo que logré", contó en aquella nota.

Santiago con sus hermanos, sus parejas y su papá. Mariana ya había fallecido. Foto: IG.

Sin embargo, lo peor no había llegado aún. En agosto de 2019, Mariana, la mamá de Santiago, se suicidó. Él mismo lo contó en un vivo con Lucas Spadafora. Durísimo.

Según su papá, Santiago es diferente: "el te interpela acerca de tu propia vida aún sin decir palabra las palabras que salen de mi boca me interpelan. Además de tener una mente deslumbrante que cuestiona y se cuestiona todo, te hace mirar con otros ojos, te hace ver lo invisible y observar lo oculto", contó en un posteo de Instagram.

Sin duda, Santi es un ser especial porque su familia también tiene una historia especial. Aunque desde chico supo que quería ayudar a los demás. Su papá contó que "ya un poco más crecido con Mariana decidimos que no podía estar todo el día en su cuarto jugando con el “telefonito” y le impusimos que de 9 a 17 no podía estar en casa. Caminó por plazas y paseos solo pensando y apareció la primer idea. Pedirle a los kiosqueros que le regalen alfajores que él iba a regalar a desconocidos y subir a YouTube los videos de ese momento nombrando al kiosko. De ahí paso a regalar pañuelos, zapatos, dinero a desconocidos (ese dinero salía de su bolsillo... o quizás del nuestro también)".

Mariana y Rafael Maratea. Foto: IG


Agregó que "luego empezó con mil pesos de propina también de su bolsillo y de amigos, luego con Asistencia de su red. Siguió apostando y regaló un Chevrolet Onix a una fundación, parlantes panacom, y otros productos, ayudo a OMAR a financiarse sus estudios de derecho en Buenos Aires, y luego lo que todos sabemos, dos camionetas para la comunidad wichi, más las donaciones y ahora la remató con la casa para las madres de la trata y demás".

Y concluyó diciendo: "No es nuevo, Santi siempre fue así, su corazón es noble su espíritu puro y su propósito es ayudar a crear un mundo más solidario, más unido, mejor. Es un orgullo para mí pero estoy seguro que el espíritu y la guía de su madre lo están acompañando, como lo hizo siempre porque fue ella quien instaló en Santi el amor por el prójimo."

Más información en parati.com.ar

   

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