Apenas hace un siglo una mujer polaca, Zofia Stryjeńska, fue de las que tuvieron que disfrazarse de hombre para poder estudiar y cumplir su sueño, esquivando los mandatos de la sociedad de aquel entonces. Stryjeńska puso en riesgo su vida y si bien un año después tuvo que desistir, eso no impidió que se convirtiera en un referente histórico de la lucha por la igualdad de derechos y el empoderamiento de las mujeres.
Para lograr su identidad masculina, se cortó el pelo, presentó los documentos de su hermano Tadzio y asistió a la universidad disfrazada de hombre. Pero con el tiempo comenzaron surgir rumores sobre su sexualidad, ya que algunos de sus compañeros pensaron que podría ser hermafrodita y querían quitarle la ropa. Asustada, decidió regresar a Cracovia.
Zofia Stryjeńska descubrió desde muy chica que tenía un don para el dibujo y a lo largo de su vida se dedicó principalmente a la litografía y a los carteles. Colaboró en revistas y diarios, diseñó juguetes, telas decorativas y también fue autora de ilustraciones de libros. Fue una artista extraordinaria y versátil, una referencia del periodo de entreguerras y del art decó en el siglo pasado, destacándose en el diseño de tapices, decoración de transatlánticos de pasajeros y de tiendas. Se la conocía como la "princesa del arte polaco", siempre demostró su amor a las tradiciones y a sus raíces, se convirtió en una revolucionaria de su tiempo con varios matrimonios y viajes al extranjero, tuvo siempre más fama que dinero y acabó sus días en Suiza, enferma y con dificultades económicas.
Su verdadero nombre era Zofia Lubańska y nació en Cracovia (Polonia) el 13 de mayo de 1891.