La ambientalista sueca de 16 años recibió un premio de Amnistía Internacional como embajadora de la consciencia mundial. La creadora del movimiento “Fridays For Future” ya es un ícono de la lucha de los más jóvenes e irrita cada vez más a la intransigencia política.
Greta Thunberg recibió el premio más prestigioso que entrega la organización de defensa de los derechos humanos Amnistía Internacional por su movimiento “Fridays For Future” (Viernes para el futuro) que la convirtió en ícono internacional. Verla parada, llegando casi con dificultad al micrófono para hacerse escuchar recuerda a las mejores escenas que nos regaló Lisa Simpson como ícono del girl power adolescente y de las pequeñas grandes batallas por las buenas causas de la niña amarilla en Springfield.
Pero lo de Greta Thunberg no es fantasía animada y va muy en serio. El premio consagra a la activista sueca de 16 años como “embajadora de la consciencia” y reconoce su trabajo en la lucha contra el cambio climático que lleva adelante como referente y principal impulsora de las manifestaciones y huelgas escolares de los adolescentes en advertencia sobre la necesidad de enfrentar el cambio climático.
Ella contra Tronos
“Nuestros padres discuten la final de Juego de Tronos mientras el planeta se quema”. Es una de las frases de Greta Thunberg que dio la vuelta al mundo, demostrando que la joven sueca no le teme a enfrentarse a la opinión políticamente correcta ni a los más poderosos. “Es una injusticia flagrante del cambio climático que afecta primero a las poblaciones del hemisferio sur, aunque son las menos responsables”, expresó al recibir el premio Greta Thunberg, con el mismo ímpetu con el que –en 2018- irrumpió en la escena mundial instalando los viernes de protesta, sin escuelas y por la lucha climática. “Los jóvenes han leído más los informes del IPCC (El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático) que muchos políticos”, declaró.
Lecciones de una niña prodigio
“No vamos a abandonar nunca”, aclara la joven sueca que sigue siendo una adolescente y, como tal, llegó a París acompañada por su papá, Svante Thunberg, para tomar la palabra sobre el calentamiento global en la Asamblea Nacional del 23 de julio de 2019. Greta Thunberg llegó invitada por la organización no partidaria y ecologista “Aceleremos”, pero su presencia provocó la inmediata oposición de diputados ultraderechistas que boicotearon su presencia argumentando que no quieren recibir “lecciones de una un niña”.
El diputado Julien Aubert, candidato a jefe del partido conservador Los Republicanos, llegó más lejos e irónicamente candidateó a Greta a ganar “el Premio Nobel del Miedo” en alusión a la visión pesimista de la chica respecto al futuro del clima en nuestro planeta. Mientras tanto, la joven también recibió el Premio Liberté 2019 en presencia de los veteranos del Desembarco en Normandía de 1944. Y está claro que su lucha continuará.
