Muchos son los casos de personas que sufren a diario body shaming o burlas por su físico, tanto en la calle como en sus trabajos o lugares de estudios. Pero además, el body shaming se padece en las redes sociales. Así le pasó a personalidades tan diversas como Moria Casán, Isabel Macedo con su bebita Julia, de solo ocho meses y, más recientemente a Madonna.
La reina del pop fue criticada tras su aparición pública en la entrega de los premios Grammy, criticada por sus cirugías estéticas y su aspecto. Lo cierto es que esta practica suele causar mucho daño en quien la padece.
"Bodyshaming es una palabra en inglés que significa: Avergonzar o burlarse de alguien por su apariencia física o su cuerpo. Frases como: 'Eres muy bajita/o deberías usar zapatos más altos', 'Estas muy gorda/o, te haría bien bajar unos kilos de más' o 'Tienes muchas ojeras, usar un poco más de maquillaje sería bueno para ti', entre otras, son las que la persona afectada recibe, algunas veces puede ser por parte de la misma persona, familiares, pareja, padres, seres cercanos o incluso un desconocido", explica la psicóloga Loreany Carpio Armas en el sitio Psonrie.com.
La especialista afirma que este tipo de burlas y frases vergonzosas pueden causar en la persona afectada, problemas significativos en su bienestar emocional, ya sea que las escuche en mucha o poca frecuencia. Algunas de los efectos y consecuencia emocionales que pueden provocar en la persona víctima del bodyshaming son las siguientes:
- Inseguridades y baja autoestima, a corto o largo plazo. La persona, al recibir estas frases una y otra vez, su cerebro podrá empezar a creerlas y tener problemas de seguridad propia.
- Ansiedad e incapacidad de adaptación social. Al intentar adaptarse o no poder lograrlo dentro de las exigencias que su ambiente o que las personas le pidan, creará mayor dificultad en lograr lo que le piden o desea alcanzar, creando altos niveles de ansiedad en diferentes áreas de su vida.
- Problemas alimenticios. Progresivamente, la persona víctima del bodyshaming podría desarrollar alteración en sus hábitos alimenticios y en algunos casos, generar una patología de TCA (Trastorno de la Conducta Alimentaria).
- Depresión o ideas suicidas. La pérdida de esperanza por un futuro mejor o diferente, la creencia de ser inferior o insuficiente para los estándares que le han exigido, provoca profunda tristeza o decaimiento, y en algunos casos, ideas de no querer vivir más o “escapar” de este mundo.
Esta patología tiene solución y se puede trabajar con un profesional de la salud mental.
Cómo enfrentar el body shaming
A continuación, algunos consejos sobre cómo lidiar con el body shaming, según el equipo de psicólogos de la página Buencoco.es:
- Practica un uso "saludable" de las redes sociales. Recordá que somos mucho más que cualquier imagen que veamos en ellas o mucho más que los comentarios que puedan hacernos en ellas otras personas.
- Trabaja la autoaceptación. Es importante la mentalización de que la adhesión a determinados estándares de belleza no muestra nuestro valor, porque nuestro valor como personas reside en mucho más. Se trata de un trabajo cotidiano y complejo, que también puede resumirse en querernos un poco más.
Aunque no seas una víctima de body shaming, también hay cosas que podés hacer:
- Todas las personas podemos poner de nuestra parte, empezando por nuestras propias acciones y palabras. Podemos, en cierto modo, "educar" a quienes nos rodean y no tener miedo de replicar - con asertividad - a una amistad o a alguien que, incluso de buena fe, haga bromas sobre el cuerpo. Puede costar poco hacer reflexionar a la gente y concienciar del problema.
- Todo el mundo podemos trabajar en nuestro autoconocimiento, en nuestra forma de expresarnos, en el esfuerzo por empatizar con el resto y en la práctica del respeto mutuo.
Hablar de "gordofobia" contribuye a perpetuar las falsas creencias en torno a la obesidad
El body shaming está muy relacionado con la gordofobia, término que busca visibilizar los problemas de discriminación y estigmatización que sufren quienes padecen un exceso de peso. Sin embargo, se suele pasar por alto que se trata de una enfermedad y no de una mera cuestión estética o de elección personal.
La licenciada en nutrición Solana Nacul dice al respecto que "desde hace un tiempo se ha instalado el término gordofobia para señalar las situaciones de discriminación y estigmatización de la que suelen ser víctimas las personas que padecen obesidad. Pero hablar de gordofobia puede también contribuir a perpetuar una mirada equivocada y alejada de la realidad: que la obesidad es una enfermedad inflamatoria crónica, multicausal, que se puede tratar con resultados exitosos".
"El propio término autodiscrimina a quien padece obesidad, lo aísla y hasta incluso le genera cierta barrera para poder tratarse, haciéndole creer que es una persona rechazada y no una persona enferma", agrega Nacul.
“La persona con obesidad no decide serlo, sino que su cuerpo produce una ganancia de grasa con mayor facilidad, que en una persona que no tiene esta condición patológica”, añade.
“Es como hablar de una diabetesfobia o una asmafobia… son patologías y tanto las políticas sanitarias, como laborales y sociales tienen que acompañar para que las personas que las padecen puedan acceder a un tratamiento efectivo”, prosigue la especialista en Nutrición.
En ese sentido, Nacul hace hincapié en que la legislación argentina actual permite el acceso y la cobertura del tratamiento adecuado de la obesidad. “Dentro del ámbito social tiene que abrirse fuertemente la posibilidad de que se entienda que es una enfermedad tratable, con una resolución posible desde distintas áreas: nutrición, clínica, quirúrgica, endocrinológica, psicoemocional, de acondicionamiento físico, partiendo del cambio del estilo de vida como eje para mejorar la condición de salud, o bien acceder a la cirugía bariátrica como el método más efectivo para tratar la enfermedad”, argumenta.
Discrimación y cuerpos "perfectos"
Nacul reconoce que el estigma y la discriminación de las personas con obesidad perduran y se dan no solo en el ámbito social, sino también en el escolar, laboral, médico y hasta en el mismo ámbito familiar. “Las bromas al gordo de la familia, al gordito de la escuela y demás hacen que la persona no pueda introducirse a esto que estamos proponiendo del análisis de la patología y la solución”, lamenta la nutricionista, quien remarca de manera categórica: “La discriminación se tiene que terminar”.
Al mismo tiempo, Nacul evalúa que en la actualidad las redes sociales y los medios de comunicación ponen ejemplos de mujeres u hombres con una estética “casi perfecta”. “Incluso muchas personas que no padecen obesidad creen que tienen que llegar a esos estereotipos propuestos, dejando de lado todos los pilares que hacen alcanzar un estado de salud óptimo”, reflexiona.
“Esa concepción de la belleza está muy relacionada al peso: desde una persona muy delgada hasta una persona con exceso de grasa son miradas como fuera de lo estéticamente correcto”, apunta la nutricionista, quien comenta que dentro de la oferta de tratamientos para ambos casos “la persona, con la ilusión de lograr esa imagen perfecta, va a acceder a cualquier cosa y a cualquier costo en salud”.
Por eso aboga por promover, también desde el punto de vista estético, una mirada más real. “Sobre todo la persona que padece obesidad debe entender que a través de una eliminación de grasa por una lipotransferencia o una dermolipectomía o por tratamiento con inyecciones, la patología no se trata, si no se tratan los cambios de hábitos”, advierte.
Y para finalizar subraya: “A la patología hay que humanizarla más. Está al lado nuestro, en la familia, en el trabajo, en la escuela y en el consultorio médico. La sociedad hoy no ayuda, discrimina. Por eso también es tan importante que en el ámbito médico exista la posibilidad de dar una explicación lógica y sensata de esta enfermedad, que es perfectamente reversible mediante un tratamiento posible de realizar, y exitoso en el paso a paso transdisciplinario”.