La historia de la nadadora refugiada siria Yusra Mardini: participa en los Juegos Olímpicos y le salvó la vida a 18 personas que casi mueren ahogadas escapando de la guerra - Revista Para Ti
 

La historia de la nadadora refugiada siria Yusra Mardini: participa en los Juegos Olímpicos y le salvó la vida a 18 personas que casi mueren ahogadas escapando de la guerra

En 2015 decidió abandonar Siria junto a su hermana: los constantes bombardeos que se desencadenaron desde 2011 destruyeron su comunidad, su casa, la pileta en donde entrenaba y sus sueños. La embarcación en la que viajaron se rompió en el medio del mar y ambas decidieron arrastrarla durante tres horas y media para llegar a tierra y poder salvar la vida de 18 personas. 
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La historia de Yusra Mardini es digna de una medalla de oro. Siempre se habla de las dificultades a las que se enfrentan los deportistas para lograr sus sueños, vinculadas especialmente a los factores económicos que se vuelven una traba a la hora de entrenar o viajar a las competencias.

Pero el caso de ella, una de las revelaciones de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, es especial: es que escapando de la guerra que se desencadenó en 2011 en Siria, junto a Sarah, su hermana, decidió abandonar la zona en 2015 cansada de los bombardeos que destruyeron su casa, la pileta en donde entrenaba y las ilusiones de un futuro mejor.

Su actitud le salvó la vida a 18 personas.

Es por eso que ambas se sumergieron en una travesía riesgosa al cruzar el Líbano para llegar a Turquía y terminar viajando en una precaria embarcación para atravesar el Egeo hasta Grecia. Las cosas no salieron bien ya que, en el medio del mar, el motor se paró y nunca más arrancó. Las hermanas y otras 18 personas (muchas de ellas no sabían nadar) quedaron literalmente a la deriva.

Ahí tomaron una decisión que fue clave: ambas decidieron arrojarse al mar y empujar la embarcación hasta llegar a tierras continentales. Al borde de la hipotermia, fueron tres horas y media que seguramente quedarán grabadas para el resto de su vida. "Con una mano sujetaba la cuerda que estaba atada al bote, mientras que nadaba con la otra y los pies”, recordó en declaraciones al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

"Había gente que no sabía nadar. No iba a quedarme sentada y a quejarme de que me iba a ahogar. Si me iba a ahogar, al menos lo haría habiéndome sentido orgullosa de mí y de mi hermana", completó ante el organismo que la declaró Embajadora de Buena Voluntad en 2017.

En 2016 participó de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

Obviamente que las adversidades siguieron en tierra cuando tuvieron que cruzar a pie desde Grecia a Alemania, viajando en colectivos que eran propiedad de las mafias hasta llegar a Berlín en septiembre de ese mismo año. Allí fueron alojadas en un campo de refugiados. Esta experiencia fue realmente traumática para Yusra por lo que se le fueron las ganas de nadar. Igualmente, la pasión terminó siendo más fuerte y retomó los entrenamientos gracias a que un intérprete de Egipto la contactó a través de un club local.

Casi un año después le tocaba emprender otro viaje, aunque de una forma muy distinta. El Equipo Olímpico de Atletas Refugiados, con el objetivo de visibilizar la situación de los refugiados en todo el mundo, la convocó a formar parte de una delegación de diez atletas que compitieron en Río de Janeiro 2016. Allí nadó los 100 metros libre y los 100 metros mariposa, especialidad que repitió para los de Tokio.

Se especializa en los 100 metros libre y los 100 metros mariposa.

El caso de las Mardini representa a dos de las 5,6 millones de personas que tuvieron que dejar el territorio sirio producto de la sangrienta guerra. La medalla, en su caso, no se mide en si es de oro, plata o bronce, sino en la posibilidad de poner el cuerpo para salvar la vida de otros.

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