Santa Teresita del Niño Jesús y el milagro de las rosas: el Papa la recordó en su día, 1° de octubre - Revista Para Ti
 

Santa Teresita del Niño Jesús y el milagro de las rosas: el Papa la recordó en su día, 1° de octubre

Todos los 1° de octubre, la Iglesia celebra el día de Santa Teresita del Niño Jesús, una de las devociones del papa Francisco. En esta nota te contamos detalles de su vida y todo lo que hay alrededor del milagro de las rosas. 
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Santa Teresa de Lisieux, así también se la conoce a Santa Teresita del Niño Jesús, vivió sólo 24 años, fue un tiempo breve de vida pero el suficiente como para dejar un ejemplo de santidad. Hoy que se celebra su día, el papa Francisco, quien la venera, le dedicó un tweet:


El Santo Padre ha compartido su especial devoción a Santa Teresita del Niño Jesús y ha asegurado la cercanía de la santa en cada paso de su vida. A través de su mensaje en su cuenta oficial de Twitter escribió que Santa Teresita del Niño Jesús "es una de las santas que más nos habla de la gracia de Dios y de cómo Dios nos cuida, nos toma de la mano y nos permite escalar ágilmente la montaña de la vida si nos abandonamos totalmente a Él".

Santa Teresita es "una amiga fiel, por eso, no he querido hablarles de teorías, he querido hablarles de mi experiencia con una santa, y decirles qué es capaz de hacer una santa y cuál es el camino para ser santas", destacó el Papa en una oportunidad.

Santa Teresa de Lisieux, además de ser santa, es venerada como la patrona de los misioneros, y de Francia junto a Santa Ana, la madre de la Virgen María y Juana de Arco. Además, desde 1997 es la tercera mujer proclamada Doctora de la Iglesia, junto con Catalina de Siena y Teresa de Ávila, título atribuido únicamente a quienes han sabido mostrar una excepcional iluminación y una sensibilidad teológica en sus escritos, pero sobre todo en la vida.

Quedó huérfana de madre a los 4 años, por eso creció rodeada del amor de su padre y cuatro hermanas. Y desde chica sintió un amor especial por Jesús. Nacida en Alenzón, Normandía, en 1873, se trasladó a Lisieux tras la muerte de su madre. Fue educada por las monjas benedictinas, y cuando su hermana mayor Paulina decide unirse a la orden de las Carmelitas, ella también quiso hacerse monja.

Un día enfermó gravemente: sufrió de regresiones infantiles, alucinaciones, no comía. Su familia rezaba junto a las monjas del Carmelo. Y un 13 de mayo, de 1883, ella ve que una imagen de la Virgen le sonríe, y se cura de forma intempestiva.

A los quince años ingresó en el mismo monasterio donde ya vivían dos de sus hermanas y luego de completar el período de postulantado y noviciado a los diecisiete y medio, tomó los votos solemnes y asumió el nombre religioso de Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz.

Teresa murió el 30 de septiembre de 1897, de tuberculosis, sin haber salido nunca del monasterio. Sus últimas palabras fueron: "Dios mío, te amo". Dejó una obra autobiográfica, la Historia de un alma, todavía hoy uno de los textos fundamentales de la espiritualidad universal, además de poemas, obras de teatro, oraciones y cartas.

Fue canonizada en 1925 por el Papa Pío XI. El amor a Jesús es el corazón de la obra teológica y literaria de Teresa, la búsqueda de la santidad en los pequeños gestos cotidianos. Ella se dio cuenta de la enormidad del amor de Dios, al que sólo podemos confiar como niños, en absoluta confianza e inocencia. Cuanto más nos sintamos pequeños ante Dios, más Él nos amará, porque su naturaleza lo lleva a inclinarse hacia todo lo pequeño y necesitado de amor.

Su corazón anhelaba conseguir grandes glorias y hazañas como las de Santa Juana de Arco. Desde muy niña Teresa intuía que el Señor la destinaría también para grandes cosas, pero por un camino inversamente opuesto al de su admirada heroína de Francia; en lugar de escuchar una voz en el cielo que la invitaba al combate, Teresita nos cuenta que percibía en su sensible y atento corazón "una voz más suave y fuerte todavía: la del Esposo de las vírgenes, que le llamaba a otras hazañas y a conquistas más gloriosas. Y fue en la soledad del Carmelo donde comprendió que su misión no era la de hacer coronar a un rey mortal, sino la de hacer amar al Rey del cielo, la de conquistarle el reino de los corazones".

Un poco antes de su muerte, le preguntan que por qué se levantaba tantas veces, que debería tratar de descansar, pero ella respondió: "No puedo, sufro demasiado, así que rezo…" Entonces le preguntaron: "¿Y qué le dices a Jesús?" a lo que ella respondió: "No le digo nada, ¡lo amo!".

La novena milagrosa de las rosas de Santa Teresa del Niño Jesús

"Después de mi muerte, haré caer una lluvia de rosas". Estas palabras de Santa Teresita fueron la inspiración para su novena.

En 1925, un jesuita llamado Padre Putigan comenzó a recitar una novena para invocar una gracia importante y pidió a Dios como signo de benevolencia y garantía, una rosa. La obtuvo al tercer día, y con ella la gracia, y así comenzó otra novena y pidió otra rosa. Así nació la novena milagrosa de las rosas. Dicen que cuando se hace la novena y se recibe a los pocos días una rosa, significa que la santa concedió el pedido. Se puede recitar en cualquier período, pero los devotos de Santa Teresa suelen optar por hacerla del 9 al 17 de cada mes. Esta es la novena:

"Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te agradezco todos los favores y gracias con que has enriquecido el alma de tu sierva Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, Doctora de la Iglesia, durante sus veinticuatro años en esta tierra. Por sus méritos, concédeme la gracia que deseo ardientemente (aquí se formula la gracia que uno desea recibir), si se ajusta a tu santa voluntad y por el bien de mi alma.

Ayuda mi fe y mi esperanza, oh Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz. Realiza una vez más tu promesa de pasar tu cielo “para hacer el bien en la tierra”, permitiéndome recibir una rosa como signo de la gracia que deseo obtener".

Luego se recitan 24 Gloria, en acción de gracias a Dios por los dones otorgados a Teresa en los veinticuatro años de su vida terrena. A cada Gloria le sigue una invocación: "Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, ruega por nosotros".

"Santa Teresa del Niño Jesús, que durante tu existencia terrena amaste a Dios sobre todas las cosas y te ofreciste víctima de Su amor misericordioso, ayúdame a hacer preciosos todos los momentos de mi vida, transformándolos en actos de amor verdadero.

Permíteme seguir tu camino de infancia espiritual, es decir, vivir en el espíritu de sencillez y humildad evangélicas, en total abandono a la voluntad del Señor. Enséñame a aceptar todo sufrimiento como un regalo precioso que se da a los que más aman. Que yo también cierre mi vida terrena repitiendo tus últimas palabras: Dios mío, te amo".

Más información en parati.com.ar

 

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