Descubrí qué es la infidelidad monetaria y cuánto afecta a la pareja - Revista Para Ti
 

Descubrí qué es la infidelidad monetaria y cuánto afecta a la pareja

Lo ideal a la hora de manejar las finanzas es establecer reglas claras y mantener un verdadero diálogo. Cuando esto no ocurre, comienzan los “engaños” económicos, que se acentúan ante la disparidad de ingresos.
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El manejo del dinero dentro del vínculo de pareja es uno de los temas que se debe enfrentar a la hora de convivir. Hacer un “pozo” común, distribuir los gastos, aportar y dejar que el otro administre, ahorrar lo que sobra y disponerlo en forma individual, son algunas de las opciones más frecuentes. No obstante, no todo se dice, no todo se “blanquea”, y esto da lugar a ocultamientos y mentiras.

La representación del dinero en la subjetividad personal y social tiene que ver con la seguridad, la autoafirmación, la autonomía, el poder y la dominación. En la sociedad de consumo en la que vivimos, poseerlo en más o en menos, simboliza estar incluido dentro de un sistema de intercambio de bienes que además repercute en la autoestima

Sin embargo, tener dinero no es garantía de placer. Muchas personas guardan plata por avaricia, por desgracias futuras o para saberse poseedores de un factor de dominio.

Las personas que conforman un vínculo de pareja acuerdan fidelidad en todos los órdenes, mentir sobre los gastos personales es una forma de engaño. Foto: Freepic

Las bases del patriarcado

La mujer primitiva, acostumbrada a dominar su terruño y criar a los hijos ante la ausencia de su hombre, tuvo que acatar los nuevos mandatos, cediendo autonomía, volviéndose sumisa. El patriarcado, además, sentó las nuevas pautas de intercambio de bienes, siendo el “amo y señor” de sus posesiones. Tuvieron que pasar muchos siglos para que la mujer despunte en el horizonte y se asuma como factor de cambio.

No obstante la autonomía femenina muchas veces flaquea ante el manejo del dinero en la pareja: cede, oculta, etc. Y todo con el fin de sostener firme uno de los aspectos de la virilidad del hombre: el poder, que está anclado en la virilidad. Así como la templanza y la sumisión, están inscritas en el mundo femenino. La subjetividad social valorará al macho fuerte, dominante, audaz, resaltando su virilidad; en cambio, si dichos aspectos se presentan en una mujer dirá que es "soberbia", "codiciosa" o "muy masculina"

Ocultar gastos es una forma de infidelidad para la pareja

Ser fiel con el dinero es mantener claridad en la administración del mismo, que no es ni más ni menos que defender la verdad en todos los temas vinculares. Puede parecer demasiado pretencioso que “todo sea límpido y cristalino”, pero no es imposible. Las personas que conforman un vínculo de pareja acuerdan fidelidad en todos los órdenes, y anhelan que la comunicación sea abierta y franca para dirimir cualquier cuestión. Como todo acuerdo, el mismo está basado en un compromiso afectivo, ético y moral.

Y si se presentan obstáculos la capacidad para solucionarlos está en la conciencia de cada uno. Por lo tanto, el manejo del dinero en el seno de una pareja debería ser el resultado de un acuerdo basado en la comunicación sincera.

Los problemas monetarios comienzan con la convivencia

No es lo mismo el valor de intercambio de dinero durante el noviazgo que durante la convivencia. Sin embargo, los problemas suelen comenzar cuando las parejas organizan previamente lo que será la vida en común.

Los hombres con rasgos obsesivos son tercos, obstinados, esquemáticos, avaros y no saben disfrutar del ocio o de la recreación; se enojan cuando sus mujeres gastan en “estupideces” o planean salidas para salir de la monotonía. Las mujeres con rasgos narcisistas suelen ocultar los gastos que conlleva pertenecer a cierto estatus social, excepto que sus parejas saquen partido de la apariencia. En fin, los rasgos de personalidad influyen también en la distribución del dinero, sobre todo cuando este es sinónimo de poder, seguridad o sacrificio.

Durante la convivencia cada pareja debe encontrar cuál es la mejor forma para administrar el dinero. Todo depende de la libertad para comunicar los acuerdos y desacuerdos, en el instante y el tiempo justo. Guardarse comentarios o malestares sólo provoca conflictos. Las conductas de dominación y sumisión generan vínculos asimétricos, basados en la desigualdad, sobre todo cuando uno ejerce el poder con el dinero.

El tema de quién gana más no debería provocar malestar, por el contrario, tendría que ser visto como una contribución que beneficia a la pareja o a la familia. El dinero es un objeto que debe ayudar al bien común.

Qué pasa cuando el trabajo de la mujer es de ama de casa

El trabajo en casa es muy poco valorado y muchas hombres sientes que deben manejar el presupuesto familiar porque la mujere no está capacitada para ello. Foto: Freepic

En los vínculos laboralmente asimétricos (uno trabaja, el otro se queda en la casa) es frecuente que quien dispone del dinero lo ceda en forma diaria. Esta desigualdad lleva a que el otro, se “someta” a las determinaciones del primero y en apariencia cumpla al cien por ciento, cuando en realidad aparecen algunas transgresiones. Hay que ser muy sumiso, obediente o haber sido domesticado al extremo para no buscar una salida a la opresión.

El que tiene el dinero pone las reglas y el otro las cumple en parte. Y en estos casos el ocultamiento o la mentira aparecen como opciones salvadoras: guardar una parte de la cuota diaria para un gusto personal, ayudar a los hijos, hacer terapia, prestar plata a un familiar o a un amigo, o bien, ir ahorrando para una futura separación, pueden ser algunas de las alternativas.

Así como el hombre encuentra su seguridad personal en el trabajo y en la ganancia económica, la mujer necesita romper con la “fidelidad monetaria” para sentir que no es un mero objeto que administra y distribuye los valores afectivos y mercantiles de su núcleo familiar.

Qué pasa cuando es la mujer la que gana más

Las mujeres que ganan más que sus parejas tienden a esconder gastos por miedo a que ellos se sientan en desventaja, más aún si están desocupados; otras se adaptan al menor presupuesto del hombre, restringiendo en indumentaria, salidas, vacaciones, etc.; finalmente están las ceden todo sin importarles las diferencias.

La mujer con mayor salario cuida la “virilidad” de su partenaire, no sea cosa que, además del presupuesto, decaiga también la imagen varonil, la libido, o se resienta el rol de padre frente a los hijos. Esta misma actitud no es ecuánime de parte de los hombres hacia sus compañeras desocupadas, por el contrario: ella debería sentirse orgullosa del hombre proveedor que tiene a su lado.

Para el imaginario personal y social un hombre desocupado es un problema a resolver: está “fuera del sistema de producción”, cosa que nadie diría para una mujer que pierde el trabajo. Los hombres se deprimen sin saber qué hacer y la herida narcisista es profunda ya que toca el núcleo mismo de la virilidad (fuerza, vigor, poder sexual, jactancia frente al grupo de pares, etc.).

La infidelidad nunca es gratuita

Si tanto la desigualdad como la paridad en el manejo del dinero lleva en muchos casos a ocultar gastos o a mentir para no generar problemas, existen otras situaciones especiales en las que la mentira encubre deslealtades vinculares, no sólo monetarias.

La “doble vida” no es gratuita, exige atención, cubrir las demandas afectivas y económicas, originalidad para inventar excusas y una cuota enorme de alerta para no despertar sospechas. El cuidado insta a hacer gastos en efectivo por temor a que sean descubiertos en los resúmenes de tarjeta, a reducir los aportes al vínculo “legal” (a menos que se tenga mucho dinero), o a endeudarse con créditos o con los amigos cómplices del engaño.

Asesoró: Dr. Walter Ghedin, Médico Psiquiatra. Sexólogo.

Más información en parati.com.ar

   

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