Charlene y Alberto de Mónaco se casaron en 2011 en gran fiesta que duró tres días, que se estima que costó millones. Pero se supo que ella intentó huir tres veces, sin éxito. Y se la vio llorando (no precisamente de emoción).
Después la pareja partió en avión a Sudáfrica, donde pasaron su luna de miel. Pero lejos de pasar unos días románticos, se supo que se hospedaron en complejos turísticos separados.
Según medios europeos, la princesa se hospedó en Umhlanga Rocks, un lujoso resort de playa, mientras que su nuevo esposo se quedó a 16 km de distancia en el Hotel Hilton en Durban.
La explicación que se dio fue que Alberto quería evitar el tráfico en la mañana para llegar a las reuniones tempranas. Más allá de las excusas, evidentemente Charlene no ha sido feliz en su vida junto a Alberto.
Los últimos encuentros en familia
Charlene ha visto a su familia (Alberto y sus hijos) en dos ocasiones durante las vacaciones de Navidad según publicó la revista alemana Bunte que accedió a la información.
Según el artículo, hubo los encuentros se produjeron en la clínica ubicada en los Alpes Suizos donde se encuentra internada la princesa. Uno fue en la víspera de Navidad, mientras que el segundo habría sido el pasado 2 de enero, en otra visita relámpago de la familia real monegasca.
La publicación alemana destaca la importancia "clave" de Alberto de Mónaco y los pequeños Jacques y Gabriella en la recuperación de la ex nadadora, dado que "en la llamada terapia familiar se cuestiona el papel que juega la paciente dentro de su familia y qué necesita cambiar en su entorno para que pueda recuperarse y mantenerse saludable a largo plazo", explica.
