Alison Calfunao, una joven neuquina de 30 años, ingresó a la Clínica San Lucas para realizarse una ligadura de trompas, una intervención de baja complejidad. Nada hacía prever que aquella decisión, tomada con conciencia y planificación, terminaría convirtiéndose en una pesadilla que conmocionó a toda la provincia.
Durante la cirugía, Alison sufrió dos paros cardiorrespiratorios. El estado clínico fue tan grave que debió ser trasladada de urgencia al Hospital Italiano de Buenos Aires en un vuelo sanitario. Allí recibió un trasplante de corazón, que le salvó la vida. Pero no fue lo único: también le amputaron una pierna por las complicaciones vasculares que se derivaron del colapso cardíaco.

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El rol clave de la comunidad y la familia
Desde el primer momento, familiares, amigos y vecinos del barrio Unión de Mayo se movilizaron para apoyar a Alison. Se organizaron colectas para financiar el traslado y las primeras etapas del tratamiento. La respuesta solidaria fue inmediata, y los mensajes de aliento inundaron las redes sociales.

“Ese día mi hija murió y volvió a nacer”, dijo Carina, su madre, en una entrevista que dio con Emiliano, esposo de Alison, reflejando el dolor y la esperanza que atraviesa a toda la familia. A pesar de la devastadora situación, Alison logró salir del coma, fue desentubada y comenzó con sesiones de kinesiología, aunque todavía le queda un largo camino por recorrer.
El reclamo de justicia
El caso fue judicializado. La familia presentó una denuncia penal contra la clínica por presunta mala praxis y pidió esclarecer qué pasó realmente durante la intervención. El abogado de la familia habló de “silencio cruel” por parte del centro médico, ya que no habrían dado explicaciones claras sobre las causas de los paros cardíacos.

Mientras tanto, la Justicia de Neuquén inició una investigación. La causa está en curso y podría implicar responsabilidades médicas e institucionales. El caso también abrió el debate sobre los protocolos en cirugías ambulatorias y la atención en clínicas privadas.
Un nuevo corazón y una segunda oportunidad
El trasplante de corazón que recibió Alison fue un verdadero milagro. Según informaron fuentes hospitalarias, el donante fue un joven neuquino, y la operación fue un éxito. Desde entonces, la recuperación avanza lentamente. Alison ya está consciente, comenzó a moverse con ayuda y enfrenta el desafío físico y emocional de haber perdido una pierna y comenzar de nuevo.

“Allison es un bebé, no tiene músculos. Está comenzando una rehabilitación total. Tiene que empezar de nuevo: aprender a comer, a moverse, hasta recuperar el uso de su mandíbula. Es como si hubiera vuelto a nacer”, relató su mamá a un medio neuquino.
La historia de Alison es un testimonio de fortaleza, acompañamiento y también de lucha por los derechos de los pacientes. Mientras sigue su rehabilitación, su familia insiste en que “lo importante ahora es que esté viva, y que se haga justicia”.
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