Charlotte Casiraghi nació hace 35 en la clínica que lleva el nombre de su abuela, Hospital Princesa Grace de Mónaco y su llegada fue un motivo de gran alegría para los Grimaldi. Era la segunda hija de Carolina de Mónaco y su marido en aquel entonces, Stefano Casiraghi.
Nadie podía imaginar que el destino tenía preparada una enorme pérdida en su vida, que sufrió cuando tenía tan solo cuatro años: su padre, el empresario y deportista italiano, quien participaba en Montecarlo en el mundial de off-shore, sufrió un accidente por una ola inesperada y falleció a los pocos minutos.
Carolina se enteró de la muerte de su marido mientras estaba en un salón de belleza y tras el funeral guardó seis años de luto refugiándose en la única compañía de sus tres hijos. Se instalaron en Saint Rémy, en la Provenza francesa, un refugio en el campo en el que la joven viuda buscó la serenidad ante un nuevo golpe en su vida, ya que había perdido también a su madre en un accidente de tráfico 8 años antes.
Tanto Charlotte como hermanos, Pierre y Andrea, estudiaron en el colegio religioso Les Dames de Saint-Maur. Regresaron a Mónaco en 1992, cuando ella ya tenía seis años. Pasó unos años en el Instituto François-Couperin de Fontainebleau, una pequeña ciudad en el área metropolitana de París y lo más alejados posible de la vida pública. Continuó las clases en el Fénelon Écoles y se inscribió en la carrera de Filosofía para graduarse en 2007 en la Universidad de la Sorbona de París, donde vivía junto a sus hermanos y su madre en el palacete de los Grimaldi a pocos metros de los Champs Elysees.
Su amor por la filosofía
Desde sus años de secundaria, Charlotte era una apasionada de la filosofía, algo que la ayudaba a ver la vida de otra manera. Tiempo después, trabajó como pasante en la editorial parisina Robert Laffont y también en el diario británico The Independent.
En 2009 lanzó Ever Manifesto, su propia revista con la que proponía un acercamiento al mundo de la moda a través del medio ambiente y la ecología. Además, su pasión por la filosofía la llevó a protagonizar el año pasado los Literary Rendezvous de Chanel, encuentros literarios en los que charló con diferentes mujeres representantes de la moda y de la cultura.
Sus primeros amores
Charlotte siempre hizo culto del bajo perfil, aunque la prensa veía en ella la heredera natural de los temas del corazón como en otra época lo había sido su propia madre. Siendo aún una adolescente se supo que su primer novio fue Hubertus Arenque Frankensdorf, un joven aristócrata austriaco con el que salió durante un par de años. Luego, en 2004 mantuvo un romance con el belga Felix Winckler, hijo de la galerista y un abogado de prestigio internacional afincado en Bruselas, con quien estuvo durante tres años después.
Poco tiempo después de cumplir sus 21 conoció a Alex Dellal a través de una de sus mejores amigas, la modelo británica Alice Dellal. El joven era hijo del multimillonario de origen iraní Guy Dellal y de la modelo brasileña Andrea de Magalhaes Viera, una de las grandes top models de los años setenta. La relación entre ellos parecía ir viento en popa (fueron juntos a la boda del tío de ella Alberto de Mónaco) y se llegó a hablar de una boda que nunca llegó, ya que se separaron a principios de 2012.
Su siguiente relación fue con Gad Elmaleh, un actor 16 años mayor que ella que pronto se ganó el cariño de Carolina, siendo invitado a participar de diferentes actos familiares. En el verano de 2013, cuando apenas llevaban un año y medio juntos, comenzaron los rumores de un posible embarazo que se confirmaron el 18 de diciembre de ese año cuando el Principado emitió un comunicado dando a conocer que había dado a luz a un niño, Raphaël Elmaleh, en el mismo hospital donde ella había nacido. Pero la diferencia de edad y la intención del actor de mudarse a Estados Unidos hicieron que en junio de 2015 se separaran.
El amor de su vida
Lamberto Sanfelice, un director de cine perteneciente a la nobleza italiana, fue con quien Charlotte estuvo durante dos años, hasta que a principios de 2017 conoció y se enamoró de Dimitri Rassam, productor de cine independiente e hijo de la actriz francesa Carole Bouquet, una de las grandes amigas de Carolina de Mónaco. Rassam, igual que Charlotte, perdió a su padre (el productor Jean-Pierre Rassam) cuando solo tenía tres años, así que el haber tenido en común una infancia dolorosa dicen que los unió todavía más.
Dimitri también era padre, fruto de su anterior matrimonio con la modelo Masha Novoselova. Con Charlotte se comprometieron rápidamente y planeaban casarse en el verano de 2018, pero quedó embarazada y prefirieron vivir esa etapa con más tranquilidad: el 23 de octubre de ese año nació Balthazar.
La unión civil se celebró el 1 de junio de 2019 en el Palacio de Mónaco en la más estricta intimidad, tanto que no se supo la fecha de la boda hasta días más tarde cuando el Principado publicó imágenes de los recién casados.
El vestido de novia era un diseño mini con cuello caja y manga larga en tono gris perla creado por Anthony Vaccarello para Yves Saint-Laurent, que recordaba al que lució su abuela en 1956 en la boda con Rainiero de Mónaco. La ceremonia religiosa tuvo lugar el 29 de ese mes en la abadía de Sainte-Marie de Pierredon, en Saint-Rémy-de-Provence, el lugar en el que Charlotte vivió los primeros años sin su padre. Aquel día usó un vestido romántico de alta costura de Giambatista Valli, muy similar al llevó su madre en su primer matrimonio con el empresario Philippe Junot.
“Es casi como si hubiera nacido vestida de Chanel”, admitía la joven en la campaña de la firma francesa de la que es embajadora. Su amor por la moda formó parte de su vida desde muy chica y la unión con la casa Chanel, algo que su propia madre le ha inculcado ya que era íntima de Karl Lagerfeld.
Charlotte fue fotografiada por su amigo Mario Testino en la portada de Vogue París en 2011 y 2015, y en 2012 fue imagen de la línea ecuestre de Gucci, que la patrocinó en algunos torneos hípicos en los que participó en esos años.
Pese a que ahora lleva una vida tranquila junto a su marido (al que no le gustan nada los flashes) y a sus dos hijos, es el centro de atención cuando aparece en ciertos eventos, como el Baile de la Rosa de Mónaco o en el front row de algún desfile en la Semana de la Moda de París. Es portadora de una belleza delicada y de un estilo siempre perfecto que la han convertido en la mayor exponente del chic francés.
