Natalia Lobo habló de su estado de salud: "No siento que tuve una enfermedad, yo siento que fue un llamado de alerta" - Revista Para Ti
 

Natalia Lobo habló de su estado de salud: "No siento que tuve una enfermedad, yo siento que fue un llamado de alerta"

La ex actriz y modelo reveló que hace casi tres años le extirparon un tumor maligno de los intestinos. Y que esa enfermedad fue una oportunidad para hacer un gran cambio en su vida. "Fue como un despertar", dijo.
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Entrevistada en la sección Protagonistas de Para Ti de esta semana, Natalia Lobo reveló cómo se encuentra tras descubrir, a fines de 2019, que tenía que operarse para extirparse un tumor maligno de los intestinos.

"Yo no siento que tuve una enfermedad. Yo siento que tuve un llamado de alerta. Así lo viví. No lo viví como una enfermedad", comenzó relatando la ex actriz y modelo que está casada con el empresario Ariel Polaco. "Me encontraron un pólipo que se había convertido en un tumor y había que sacarlo. Yo venía hacía un tiempo con la idea de hacer un cambio, sentía que había algo que no estaba funcionando y me sentía mal", agregó. 

"Cuando me dijeron lo que tenía, entendí claramente que el cuerpo me estaba avisando que había una etapa que había terminado, que tenía que agradecer a esa oscuridad, a esa bola oscura que se me había formado, por todo lo que me había enseñado, tenía que sacarla y tenía que entrar a una nueva vida", reflexionó, con una visión muy espiritual e introspectiva de su vida.

"Así lo sentí y me di cuenta en ese instante del poder de la mente, ¿no? Me di cuenta que todo dependía cómo lo encaraba, qué sentía en ese momento y que el peor enemigo que uno puede tener es su propia mente", continuó.

Lobo definió ese momento de su vida como "bisagra": "Si en ese momento yo sentía que estaba todo mal, estaba todo mal. Todo dependía de cómo encaraba esa situación, y me di cuenta del verdadero poder que tiene nuestra mente sobre nuestro cuerpo. Es todo. Yo sentí que fue un momento bisagra, fue estar en contacto absoluto con la vida. Como un despertar".

Y agregó: "Darme cuenta de eso, que había algo oscuro que había que sacar, que le agradecía con todo mi corazón por todo lo que me había enseñado, que ya estaba, y que para entrar en una nueva vida había que sacarlo y había que hacer un gran cambio. Y así lo encaré. Y funcionó".

Luego, explicó por qué no se refiere a su enfermedad con el nombre de "cáncer". "En ningún momento entendí que estaba enferma. Creo que me di cuenta después de que era un tumor maligno en el intestino, que estaba encapsulado, se sacó y está todo perfecto. Nunca le puse nombre porque me parecía que para mi era eso, un llamado, tomar conciencia del cambio que había que hacer. Básicamente eso", dijo.

"Porque a veces, cuando uno se enreda con el nombre y la enfermedad, le ponés el foco en algo donde no te tenés que detener. Eso es un llamado de alerta para que uno haga el cambio que tiene que hacer, tome conciencia y se dé cuenta por qué se te armó eso oscuro adentro. Hay que ir más profundo porque si no, uno se queda en el susto y no la ves, no avanzás", concluyó.

El cambio que llegó: la conexión con sí misma

-¿Cómo fue tu vida entre ese momento y el día que te casaste?

-Me dijeron que tenía este pólipo malo, este tumor y a los tres días me operé, tuve tres días para para ver cómo lo encaraba; y a los dos meses de la operación apareció la pandemia. Ya a dos semanas de la operación estaba comiendo bien y en ese momento entré como en una búsqueda y la pandemia para mi fue como muy interesante, porque profundizó el camino que venía. Profundizó ese cambio, empezar a meditar, a conectar con la alimentación de verdad, qué hace bien y qué no, qué necesitaba, qué alimenta las células, qué te oxigena, qué te saca las toxinas, conectar con la naturaleza, con el cosmos, conmigo misma, con qué quiero y qué soy, empezar a descubrir qué tengo de mi madre y de abuela, y qué tienen que ver con la trama familiar y con la espiritualidad y con la curación.

La verdad es que me ayudó a meterme con algo que ya se venía perfilando, con la operación abrí la puerta y entré. Y los dos años de pandemia hasta el casamiento fueron entrarle a ese camino ciento por ciento. E ir acomodando, porque en un principio me fui a vivir con él (con Ariel) porque Inti estaba con el padre, porque yo estaba complicada. Así que esos primeros meses fue ir acomodando la convivencia, ir dándose cuenta cómo es uno y como es el otro... cómo son las costumbres de uno, cómo es la de otro. Uno que cede, que no cede...

Es decir que fue un tiempo de una búsqueda, de un gran autoconocimiento, una gran conexión; como no se podía salir, me ayudó a entrar. Y a cómo empezar realmente una nueva vida mucho más conectada con lo que soy, con mi cuerpo, con las cosas que todos tenemos que evolucionar y cambiar, con cosas que uno arrastra y hay que sacárselas, con lo que realmente querés hacer, con la salud, con el agradecimiento, con la conexión con la naturaleza, con lo verdadero, con lo simple. Así fueron los dos años.

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