En una época donde la mirada del otro llega desde varios puntos cardinales, Fabián Zitta sigue mirando para adelante con una concentración a prueba de balas. El año pasado cumpió 21 años como diseñador de moda en un compromiso donde se siente completo aunque no del todo. Siempre hay un nuevo desafío personal o que le llega desde más allá de sus propios límites.
Los proyectos están presentes en el albor de este 2024, algunos podrían ser develados y otros están guardados bajo siete llaves. Más que una aliada, Zitta considera a la discreción como una amiga fiel y leal con la cual mantiene conversaciones a puertas cerradas. Cuando decidió combinar su carrera de médico anestesiólogo con la de diseñador de moda supo desde el principio que podía -¡y vaya que pudo!- nutrirse de ambos mundos que, aunque parezcan opuestos, tienen un primer punto en común: el cuerpo humano.
-En 21 años como diseñador, ¿siempre hiciste la moda que quisiste?
-Sí, creo que sí. Desde el punto de vista que me estaba formando, quizás, al principio no la sabía hacer. Tenía ideas, pero quizás no sabía cómo realizarlas. Cuando terminé de estudiar, de formarme, de aprender todo lo que es el baggage de trabajar dentro del taller y demás, tuve muchas más herramientas para poder expresarme. Esa expresión a veces no siempre llega con el diseño porque podes tener un aura y un estilo, después ese estilo hay que llevarlo a la práctica. No se crea una colección sobre espejitos de colores. La colección tiene una inspiración y después hay que llaverla al plano, al molde.
-Hace unos años me dijiste que estabas llegando a tu meta de tener una identidad y una marca que referencie tu diseño, ¿llegaste o estás en una búsqueda constante?
-Yo creo que sí, que llegué, totalmente. Los años te van dando eso. Una marca puede nacer con mucha identidad y al año continuar con esa identidad, pero el criterio repetitivo de una identidad hace que el estilo perdure. O sea, no solamente tener la identidad al inicio y tener los basamentos ya te hace firme y fuerte. Tiene que pasar un cierto tiempo.
-Entonces hablamos de antiguedad...
-La antigüedad dentro del diseño es algo que se valora mucho porque no se trata solamente de tener un golpe de suerte, que de hecho lo tiene mucha gente.
-Estás puliendo tu propio estilo.
-Sí, pero además estoy tratando siempre de reinventarme. En la invención está la perduración. En cierta medida siempre me interesó ser contemporáneo, que la ropa se vea nueva, que no se vea que tiene un estilo que digas está asociada a los años 50, o ropa que se asocia en los años 80. Me quiero despojar de todas esas señaléticas acerca de las décadas o de una corriente. Cuando diseñás es inevitable no encajarse dentro de una corriente de diseño.
-Contemporáneo y nuevo, para vos ¿son sinónimos?
-Lo son. Contemporáneo es ahora y nuevo es lo que salió, lo que está ahora. Si uno quiere tener un estilo refrenciado a una década tenés que agregarle algo que sea tuyo.
-¿Es un trabajo arduo encontrar ese hilo conductor que todo el tiempo te te da identidad y estilo?
-Es un trabajo arduo y no porque cueste encontrarlo sino que es cómo te reinventás sobre ese estilo que ya encontraste sin dejar de ser.
-Te gustan determinadas décadas, ¿cómo hacés para mantenerte contemporáneo sin caer en los retro?
-Está asociado al funcionamiento de cómo vos elegís los materiales y cómo los combinás, eso ya te da una una premisa contemporánea. Si te limitás solamente en hacer un diseño basado en una década, siempre terminás haciendo más o menos lo mismo.
-¿Cómo sería en tu caso?
-La idea es hacer un mix and match. En realidad cuando decís soy diseñador y a partir de ahora voy a diseñar, que es lo que me pasó a mí, en algún momento dije: "bueno, voy a adueñarme de estas situaciones" y entre ellas tomé, por ejemplo, la silueta de los años 30, 40 y 50 que me gustan mucho. No tomo casi nada de los 80 y sí algo de los 70, por una cuestión de gustos. Por ejemplo mezclarle a los 50, que fue una década con diseños más femeninos, algo relacionado a otra área del diseño, por ejemplo la arquitectura, entonces ahí en ese mix, ya cambiaste un ingrediente, ya le diste un golpe. A eso le podés agregar que vas a hacer una prenda que es similar a lo que sería la alta costura.
-¿Hacés alta costura?
-Solamente para la ropa a medida. Lo que está colgado tampoco es de prêt à porter, es prêt à couture. Como lo definía Lagerfeld, son prendas con ciertos condimentos que provienen de la alta costura como por ejemplo, los textiles o los procesos de construcción con el aditamento que pueden ser repetidos, no exactamente igual pero bastante parecidos en el sentido que tenés un molde. Las molderías en el prêt à couture son experimentales, se hacen pocas prendas porque pretende ser exclusivo o diferente. Entonces de cada prenda se hacen una o dos, y eso es lo que le da una identidad a la persona que se lo lleva. Y le da un valor económico a la venta tuya, y a la clienta también le da un valor emotivo o tangible de tenerlo.
La moda y sus personajes, según Fabián Zitta
-¿Creés que el sistema de la moda fagocita gente?
-Totalmente, y lo hace desde diferentes parámetros Desde gente que, por ejemplo, cree ser el número uno o tener la posbilidad de ser una persona que puede pasar por muy influyente o no. Aunque se puede decir que siempre existió, en general el fagocitismo acerca de la moda empieza a darse en las últimas épocas. El ego, tanto en el diseño como en otras áreas del diseño, como en todas las áreas de la vida, como la vida misma, como en la individualidad de cada persona, existe siempre. En la moda, al ser algo tan estético y desde el punto de vista tan histriónico o tan expresionista, existe la tendencia de creer y pensar que sos el centro del universo.
-¿Cuál es el éxito en una época donde se lo mide con varas muchas veces huecas y efectistas?
-El éxito va por tus propios canales, por tu propia identidad y por tu propio examen. Me parece que éxito es una palabra muy amplia, hay que separarla, no tiene que tener ni fama ni prestigio. Alguien puede ser exitoso sin tener prestigio, solamente teniendo fama, que es lo que no me interesa. Otra forma puede ser tener mucho éxito teniendo prestigio y no siendo conocido, o sea, sin tener fama. Son dos conceptos justamente diferentes, dispares y que no siempre todos la toman. Yo busco el prestigio, no me interesa la fama.
-La moda, ¿necesita de personajes que le sean afin aunque se trate de personas poco confiables/queridas?
-Sí, la moda siempre necesita de alguien para alimentarse, como para tener una noticia. Porque en la moda la gente no busca algo que tenga un criterio muy específico. La gente que sabe de moda, sí. Pero la gente que no sabe, que es la mayoría, compra lo que le venden y te pueden vender hasta un buzón.
-¿Creés en el poder de los influencers?
-No. Creo en la banalidad de la moda, que es diferente.
-¿Y cuál es esa banalidad?
-En pensar que si alguien la usa, es portable o me gustaría para mí. Es más, hay mucha gente que sin intentarlo son influencers y generan la acción. Y otros que no. La verdadera influencia tiene que ser alguien que tiene una constitución natural, tiene que tener naturalmente una aura que lo identifique como influencer. Y ese aura no tiene nada que ver con si es famoso o no, tiene que ver con otras cosas. Es la capacidad de transmitir un poco su vida, cómo contacta, de qué se nutre, etc. Son determinados aditamentos para que resulte tanto efectiva como exitosa. Si solamente pretendes que vas a hacer una influencia porque tenés fama de tele o porque usas marcas caras, me parece que es valorable pero no te da prestigio. La fama, no es prestigio.
-¿Qué sentiste cuando viste por primera vez tu nombre, que es tu identidad y el que figura en tu DNI, en una vidriera?
-Nada, nunca tuve un tema personal con eso.
-¿Qué es para vos el ego aplicado a la moda?
-Para mí es el fin de la carrera de alguien, porque a partir de ahí deja de ser objetivo y si no sos objetivo, no podés crear. Existen diferentes parámetros, el principal es que cada uno tiene que tener una vida propia y éste, el de la moda, tiene que ser un trabajo.
La fama es puro cuento
-Ganaste el Martín Fierro de la Moda a la mejor colección en desfile 2022, ¿qué sentiste? ¿Sentís que estás tocando el cielo con las manos?
-En absoluto. Me parece que el Martín Fierro de la Moda está todavía en incubación, que tiene muchas aristas que son deficitarias y otras muy positivas. La muy positiva es lo que ve la gente en su mayoría: que la moda es visualizable, es tangible. Todo eso está bueno porque ayuda a todos los que hacemos moda, hasta a la costurera que está en su casa. Falta todavía el criterio de rigurosidad que yo como virginiano me interesaría que sea más exigente. Si lo pierdo, lo pierdo y si lo gano, buenísimo. Me interesa que sea prestigioso, y el prestigio no es tan fácil de lograr, más en un programa de televisión. No sé si quienes realmente están detrás del Martín Fierro de la Moda tienen ganas de ganar prestigio o tienen ganas de llevar el premio hacia otra cosa. Si es solamente para tener rating, no me interesa. Si es para valorar realmente el trabajo de cada uno y analizarlo, sí, yo puedo jugar. De otra manera, no.
-Qué preferís, ¿ser exitoso o ser respetado?
-Pienso que una cosa lleva a la otra. Si sos respetado sos exitoso.
-¿Cuándo sentís que uno es exitoso en esta profesión?
-Primero cuando las clientas te lo agradecen. También cuando tenés ciertos reconocimientos relativos a la hechura de tu trabajo. En cuanto al diseño es cuando sos elegido para vestir a tal o cual persona y que pueda ayudar a definir el estilo la marca.
Las mujeres, la moda y los tiempos que corren
-En función de los cambios que tuvieron en estos últimos años las mujeres, ¿cómo es diseñar hoy para ellas?
-La mayoría de las mujeres que yo visto, y también otras que existen, son mujeres seguras. En general hago un tipo de producto que tiene mucha personalidad, entonces ya de por sí la persona que me elige se siente segura al usar una prenda, no está dubitativa. Hay una identificación. Ese ensamble entre entre identidad de marca y usuaria tiene que existir para que en cierta medida uno tenga éxito.
-Se trata de identificación de todas las partes
-Pasa que muchas veces uno diseña un producto, no es mi caso, y escuchás el discurso de un diseñador que dice me gusta vestir a tales usuarias, sin dar nombres, sin tampoco identificarlas, pero cuando ves la ropa, quienes la usan no son coincidentes. Por eso en esta experiencia de crear es necesario hacer un sinceramiento de tu marca y digas esto es lo que vendo y lo puede usar cualquiera, pero siempre tiene que haber una relación entre oferta y a qué mercado te dirigís. Y también si ese mercado puede hacer un engagement, porque si no lo hace se disocia. Uno de los problemas principales es la disociación entre diseños, diseñador y clientes. Yo hago ropa que a mi me gusta y que mis clientas compran.
-¿Qué buscan las clientas que te compran?
-Les gusta verse bien, estéticamente bien y buscan un material que sea de buena calidad. Y lo que yo busco de las clientas es que puedan apreciar que algo está hecho con un material diferente y que no lo van a encontrar en todos lados. Y eso hace que también se genere un deseo. También ocurre con un desfile, una campaña, un estilo y demás. Primero hay que generar la atracción, sin atracción, no hay compra y sin compra no hay deseo.
-Tus colecciones tienen un componente sexual interesante, un poco escondido quizás, con elementos que refieren al sadomasoquismo como corsets de cuero, bandas elásticas, arneses, ¿a qué se debe?
-Es orgánico. A mí me gusta vestir a mujeres decididas. No las visto desde el punto de vista sexual, sino desde el punto de vista más sensual. Y siempre me gustó ese desafío, estar en esa línea entre lo sexy pero también lo que sea diferente, que esté bien diseñado. Porque un trapo transparente lo tiramos todos, pero que tenga diseño, que sea diferente, que esté bien diseñado es otra cosa. La sensualidad siempre gustó porque es algo inherente a la sociedad y al cuerpo humano, siempre necesitas sentirte deseado, es una cuestión anímica de cada uno.
-¿Cuál creés que es hoy el desafío de la moda?
-Siempre tuvo y tendrá un estatus de pertenencia, eso es inevitable por más que la gente diga: no, porque ahora yo uso este material que es biodegradable, que es este material noble, el animal murió en forma inconsciente… Todo tiene una significancia.
-¿Cuánto hay de concesión en tus diseños?
-No hay lugar para la concesión. Trabajo mucho para ser original, ser diferente, para ser yo mismo. Y también para no salirme de mi meta.
-¿Le das valor a la mirada externa en cada colección?
-Le doy mucha atención a la mirada del cliente que es quien me compra dice. En el resto soy muy intuitivo, soy muy virginiano y muy obstinado en lo que yo creo que me gusta y me siento bien. Al ser médico y ser anestesiólogo he estado en sitiuaciones muy difíciles donde el ser seguro es algo inherente al anestesiólogo. Eso me dio la medicina, no soy una persona oscilante o dubitativa. Y eso también me ha dado seguridad en el diseño. Lo que diseño, lo que me gusta va más allá de si se vende o no.
-¿Qué piezas nunca van a faltar en una colección tuya?
-Un traje, un vestido negro, una prenda de cuero…
-¿Alguien puede venir todos los años a buscar un vestido negro distinto y encontrarlo?
-Totalmente.
-¿Cuál prenda de tus colecciones adaptarías para ponerte?
-Seguramente sería algo de sastrería.
-¿Volverías a hacer televisión?
-Sí. En este momento no tengo tiempo, no puedo. De todas maneras dependerá de como sea el proyecto, tiene que convencerme y que sea de poco tiempo.
-¿Lográs desconectar de este trabajo?
-Sí, totalmente. Porque esto es un trabajo, no es mi vida. Mi vida es esto y muchas otras cosas más, entonces no dependo de eso.
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