Michelle Philpots es una mujer británica que desde hace más de dos décadas vive una realidad tan dura como sorprendente: cada mañana, cuando se despierta, no recuerda nada de lo que ocurrió después de 1994. Su memoria se “resetea” mientras duerme, como si el tiempo se hubiera detenido.

La condición que padece —un tipo de amnesia anterógrada— es consecuencia de un accidente de tránsito que le provocó lesiones cerebrales irreversibles. Desde entonces, su vida cambió para siempre.
El rol de su marido en la reconstrucción diaria
En esta rutina inesperada, su marido, Ian, juega un papel fundamental. Todos los días le recuerda quién es, qué hacen juntos y cómo fue el camino que recorrieron. Para ayudarla, utiliza fotografías, anotaciones y hasta grabaciones, con el objetivo de que Michelle pueda reconocer su propia historia.

El celular emite avisos programados sobre tareas simples que van desde tomar la medicación, preparar el desayuno o visitar a la médica de cabecera. Calendarios electrónicos y papeles cubren la heladera y las habitaciones. En cada uno, los nombres y descripciones básicas de parientes, amigos y vecinos, así como precisiones sobre el trabajo, cuentas bancarias y la ubicación de objetos importantes.
“Es como vivir una y otra vez el mismo día”, contó él en una entrevista, describiendo la paciencia y el amor que sostienen la relación. La estrategia es simple, pero requiere constancia: volver a empezar cada mañana.
Una vida que parece sacada del cine
La historia de Michelle inevitablemente remite a la película “Como si fuera la primera vez” (50 First Dates), protagonizada por Adam Sandler y Drew Barrymore. En la ficción, el personaje de Barrymore sufre una condición similar y olvida todo lo que le pasa después de un accidente, obligando a su pareja a conquistarla y recordarle quién es cada día.

Si bien la película se estrenó en 2004 y fue pensada como una comedia romántica, el trasfondo de Michelle muestra la crudeza y el esfuerzo real detrás de una condición médica de estas características.
El desafío de convivir con la amnesia
Más allá de la referencia cinematográfica, la vida de Michelle refleja los desafíos que atraviesan las personas con trastornos de la memoria. Recordar detalles cotidianos, sostener vínculos o incluso comprender el paso del tiempo son tareas que requieren ayuda externa y una enorme dosis de paciencia.

“Es agotador, pero no cambiaría nada”, confesó su marido, demostrando que el amor y el acompañamiento son claves en la convivencia con este tipo de enfermedades neurológicas.
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