Aprovechá la cuarentena para "ordenar tu vida"... Y empezá por casa (a lo Marie Kondo, como yo) - Revista Para Ti
 

Aprovechá la cuarentena para "ordenar tu vida"... Y empezá por casa (a lo Marie Kondo, como yo)

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Todo eso que siempre quisiste hacer, arreglar, ¡ordenar a lo Marie Kondo en casa! Hoy es posible por la cuarentena. Convivimos 24 horas con nuestro ambiente, ya no hay excusas. Y dicen que no hay mal que por bien no venga... ¿Aprovechamos?
Cómo ordenar en cuarentena en primera persona por Paula Ikeda
La computadora, el centro de mis días. Qué veo, qué tengo a mano y cuán rápido lo encuentro es primordial. Fotos: Paula Ikeda

Con tantas notas sobre orden, desorden, Marie Kondo y demás como periodista en Para Ti, hicieron que me sepa de memoria todos los tips para poner cada cosa en su lugar.

Adicta confesa a programas de renovación y con el sueño de rodearme de ambientes como los de Apartment Theraphy y Para Ti Deco, la cuarentena se convirtió en una buena oportunidad para llevar el cambio a cabo, ¡en casa!

3, 2, 1... Un paso a la vez. A la hora de hacer home office, lo primero fue encontrar el lugar adecuado: ¿sin distracciones?, ¿con?, ¿cerca de la luz?, ¿frente a la tevé? Las varié todas, pero me quedé con la que voy a usar cada vez que necesite, ¡una vez que salga!

Cómo ordenar en cuarentena en primera persona por Paula Ikeda
Agenda papel, para visualizar qué tengo, qué falta, ¿¡qué día es?! Post its y resaltadores para marcar lo importante. Foto: Paula Ikeda

Marie Kondo aconseja juntar todo lo que sea similar en una misma pila, limpiar de una y no hacer ambiente por ambiente (tiene su verdad, porque tienta ordenar acá y ... tirar todo allá y así nunca se acaba) pero necesito trabajar, así que tampoco vale tener la casa patas para arriba. Voy a usar mi método: lo que pueda, cuando pueda.

Como la computadora es portátil me da pie a tener el espacio vacío una vez que la cierre, tunear con un individual y poder comer, si así lo quiero. Que todo sea funcional.

Contra la pared (con algún enchufe cerca o un cargador portátil), a mano de la luz natural pero tampoco demasiado a mano: me distrae. Tener un lapicero guarda-todo es salvador. Saqué todas las biromes y marcadores que ya no servían, son una pérdida de tiempo (y espacio) y dejé mis amados lápices negros, con la punta bien filosa.

¿Qué necesito tener a mano una vez que el día de trabajo empieza? Agenda papel (necesito visualizar qué día es, que me falta, qué hay y marcar con post its, biromes y resaltadores) ahí anoto las notas que tengo pendientes: ¡esta! Imprescindible el celular (para verificar datos sin abrir mil ventanitas en la computadora, estar atenta a los chats grupales, responder mensajes y ¡hacer fotos!) y anteojos, muchos saben que soy bastante Magoo.

En esta suerte de "zona de trabajo", elegí tener a mano los libros que uso seguido -recetas de Ximena Sáenz, de Felicitas Pizarro y la Biblia de Choly Berreteaga además de la Guía Práctica de Mami Albañil, que nunca me fue tan útil como en cuarentena) y los que tengo en lista ponerme a leer.

Así me obligo a verlos cada día y no quedan como pendiente: dicen que entra un libro a casa, debe salir otro (¡donalos! a colegios, pasáselos a amigas...). Y que, para evitar acumulación -como yo-, solo tenés que quedarte con los que te gustan mucho. Los "gorditos", de cocina tan lindos que no abrimos tan seguido los apilé y usé como mesitas en rincones (para apoyar plantas o adornos grandes, con protecciones de por medio).

Para no morirme del aburrimiento, en el "escritorio" también dejé cosas que me gustan y me alivianan el día: una plantita o esos muñecos que tanto te gustan, ¡lucilos! Para eso están. Usalos, disfrutalos o donalos, es algo que se repite en todo.

Todo lo que voy a hacer... (si encuentro las cosas)

Al pensar en cuarentena y muchos días ociosa, se te vienen a la mente todas esas cosas que dejaste pendiente (así como los llamados a amigos y familiares, hay cosas que dejás pendientes "porque ya voy a tener tiempo").

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Encontrar todo en su lugar es vital para poder empezar. Mantenerlo, ¡también! Fotos: Paula Ikeda

Me hubiera gustado aprovisionarme de lana para tejer en estos días, pero no llegué (guardo los ovilos en canastitas, como las viejas de las peliculas). Así que me puse a pensar en poder bordar y en todos esos dobladillos salidos, esos botones que quería cambiar (te renuevan todo un outfit). Y, para hacerlo, lo primero fue desenredar el nido que tenía cual costurero.

El método Konmari de Marie Kondo están tiene sus raíces en el de las 5S japonesas. Con tipos vitales, para un mejor funcionamiento en lugares de trabajo. ¿Un básico? Dejá todo en su lugar una vez que lo usás (y bien ordenado, listo para que alguien más pueda utilizarlo). No lo hice, por eso así está.

Saqué todo de esas cajas oscuras (vintage style: ¿quién no usó latas de galletitas o de té para sus hilos y agujas?) y lo puse más ordenadamente en cajas transparentes que tenía en casa y nunca me había decidido a usar. En esta: ¡Marie Kondo tenía razón! Transparente. Así se bien que tengo y dejo de comprar tres carretes de hilo del mismo color (los puse a su estilo, en forma vertical) y todo en un mismo sector: hilos, botones, agujas.

Agujas y alfileres: evité el alfiletero, ocupa espacio y se sueltan. Una amiga me enseñó a poner las agujas pinchadas en una simple ¡tarjeta de presentación cortada! Cualquier cartón sirve. De paso: cargué los datos al celular (y subí a la nube) y me saqué de encima cientos de tarjetas de presentación. Mis antepasados japoneses tiemblan pero: sirven poco si nunca encuentro los datos cuando los necesito.

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Tiempo de limpiar y ordenar. Desde procesadoras de cocina, licuadoras a herramientas de coctelería. Foto: Paula Ikeda

También pensé en usar el tiempo preparándome tés fríos, cócteles, "juguitos"... pero lo mismo: todo estaba desparramado. Organicé y limpié. ¡Pedí ayuda para no arruinarlas! Gracias Gastón de Gennaro: "Las herramientas de acero inoxidable las limpio en agua hirviendo con 'producto desengrasante de cocina', enjuagás con agua y detergente y quedan divinas".

¿Las copas y vasos? Nadie sabe más que quienes 'fajinan' copas en restaurantes: "como lo que usamos para el coronavirus: agua y alcohol (con más porcentaje de agua)". Gracias Ariel Sitz.

Quedarte, regalar, desechar

Hacer esto en cuarentena, se hace complicado porque todo lo que quiero donar y regalar, debe quedar a un lado hasta que podamos volver a vernos. Y la tentación por volver a atesorar las cosas es grande.

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Los libros que estoy leyendo, que quiero leer o me gustan bien a mano. Foto: Paula Ikeda

Pero siempre vas a tener una amiga, prima, vecina que se acaba de mudar y necesita no comprar todo de una vez: soy adicta a las tazas.

Me gustan, las disfruto y, como dice Marie Kondo: "me hacen feliz" por eso me las quedo (gran mayoría, las que me tunea especialmente mi amiga Nut). Pero llega un momento que: ¿cuántas usás en una semana? (me pasó lo mismo al pensar en los pares de medias, ¡fan!).

Menos es más (siempre)

"Menos es más", así se llamaba el libro de Peter Walsh que más me sirvió. Llega el momento del desapego: chau tazas. Siete... bueno, diez. Que queden diez. ¡Tampoco es que voy a hacer un té a lo Alicia en el País de las Maravillas!

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A lo Marie Kondo, quedate con "lo que te haga feliz", ¡pero usalo! A la hora de ordenar, puede pasar: hay cosas que se rompen. Fotos: Paula Ikeda

Mejor pasarlos y que tengan una mejor vida que apilarlos y... ¡que se rompan cada vez que intentás sacar algo! Te lo digo yo (mirá la foto de arriba: varios panda sufrieron mientras se armaba esta nota).

También hice declutter de vajilla. No hay chance de que use tres platos y tantos cubiertos (tampoco me gusta lavarlos, así que no).

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Esas cosas que aún te gustan, que tiene un "algo especial", quedátelas pero hacé algo. Una extaza puede revivir en maceta para cactus. Fotos: Paula Ikeda

El dato: si alguna se te rajó (es muy muy peligroso que la uses) y te da mucha pena tirarla. Que reviva (en especial si es linda) y se puede convertir en una muy digna maceta para cactus. Aprender a reutilizar es uno de los pilares de cuidar el medio ambiente.

Objetos que te hagan feliz

Un mix entre las enseñanzas de Peter Walsh y Marie Kondo: si algo te gusta, entonces ponelo a la vista. De nada sirve tener el recuerdo de la abuela escondido en algún baúl. A esas cosas (que encima ocupan lugar): las hacés una bella foto para el recuerdo y si querés lo encuadrás en un marco y colgás cual cuadro.

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Una postal, la foto del vestido de boda de tu abuela se puede convertir en algo que puedas disfrutar a diario en forma de cuadro. Foto: Paula Ikeda.

Nunca limpiamos los baños y la cocina como ahora. Los envases de productos de limpieza con sus etiquetas chillonas no me gustan, así que prefiero (y mi economía aplaude) comprar y rellenar. Así tengo todo en recipientes lindos (debería rotutarlos por atrás, una pendiente).

Detergente, jabón líquido, shampoo, ¡burbujas! todo va así envasado. Si vas a ver algo todos los días, ¡qué te haga feliz!

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Muebles multiuoso, con rueditas y que puedan guardar los productos de limpieza para que no estén desparramados. Foto: Paula Ikeda

Y, cuando no hay espacio, todo recoveco se aprovecha: me abracé a muebles con rueditas en colores claros, para tener (discretamente) con todo a la vista: papel higiénico incluído, me gusta saber cuando me voy a quedar sin.

A la vista, para no repetir

En el baño, toca atacar botiquín y beauty. Debería hacerlo con más frecuencia: tiré remedios vencidos, verifiqué otros y ataque ¡el maquillaje! También caducan y se ponen feos.

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Así como los remedios, el maquillaje tiene fecha de vencimiento. Es tiempo de revisar. Foto: Paula Ikeda

Separé productos en canastitas o contenedores (liguales a los que uso en la cocina). Repetimos: así me di cuenta de que tenía tres esmaltes del mismo color, labiales de los que ni me acordaba y que me estoy quedando sin perfume.

¡y limpiando encontré el sacapuntas para el delineador! Bendita cuarentena. Nunca usé tanto alcohol y ni personas me preguntaron si tenía agua oxigenada en mi vida (y ahora puedo responderles, porque se qué es lo que hay).

La cocina (de todo)

Con la cuarentena en camino, ¡menos mal que llegué a aprovisionarme de ingredientes! No siempre está así, pasé por productos japoneses justo a mi salida de la última clase del curso de bonsai preencierro (gracias Marita, esa escapada me salvó).

Los tiempos de crisis ameritan. Sí: sacrilegio, mezclé marcas de arroz. Que, como en toda casa nikkei, abunda más que fideos u otros carbohidratos.

Para tener todo a mano y lograr que todo entre: pensá en estantes para duplicar el espacio. No pesan nada y te salvan. También contenedores (que puedas ver que hay) que puedas sacar. Aprovechás más.

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Los estantes dentro de la alacena te ayudan a ganar espacio. Rotular productos y vencimientos, ayuda. Foto: Paula Ikeda

Las reglas: etiquetá (usé la etiquetadora, pero vale cartelito y cinta adhesiva) y en lo que necesites poné fecha de elaboración y vencimiento.

El sentido común dice que -al igual que con la ropa- pongas abajo y más a mano lo que uses seguido y arriba lo que menos... y así. Más si sos bajita como yo y te la pasas buscando banquitos para alcanzar. ¡No te guíes por mi foto! Todavía estoy ordenando.

Cementerio de tecnología

Estar en casa también me llevó a revisar esos cajones que nunca entendí de qué estaban llenos. Cables, ¡más cables!, pen drives (ni idea que hay, la limpieza de celulares y de carpetas en la computadora son otros issues techie)

También aparatos que en breve pasarán a estar en museos por vintage. No se por qué los tengo (cassettes, encontré cassettes, grandes y chicos). Así que, cargo y prendo (si encuentro como), los vacío de información y... se van.

Esta foto la postee en Instagram y ¡ya encontré nuevo dueño para el iPod! (si pudiéramos movernos y ordenar cosas para vender online, también sería una gran solución). Win Win.

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Cables, enchufes, adaptadores, ¡pilas! Todo en un mismo contenedor adaptable. Foto: Paula Ikeda

Lo que quedó en pie lo ordené en contenedores tuneables por tamaño. Puse una sección especial para transformadores para viajes. Ojalá vuelvan pronto.

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Lo que queda (la mini polaroid para el celu y la etiquetadora) y lo que se va. El "¿estás ordenando?" se convirtió en un clásico en cada llamado de amigos. ¡Sí! Foto: Paula Ikeda

Al ordenar encuentro cosas dignas de "esa" escena de El Diablo Viste a la Moda: souvenirs, productos especiales para prensa bellísimos... justo cuando en realidad lo que estoy buscando es un adaptador o una simple zapatilla extra para cargar batería.

Lo que guardás, rotulalo

Todos recomiendan que, para mantener el orden, las cosas tienen que estar a la vista. Pero, algunas cosas podés tenerlas en cajas: solo acordate de rotularlas, que sepas qué hay y en donde.

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Que lo que guardes, valga la pena. Tenelo a mano, que sean prácticos y lindos a la vista. Fotos: Paula Ikeda.

Tenía cajas lindas acumuladas. Aproveché que guardé (¡menos mal!) papel kraft para envolver en Navidad -ese que yo llamo "papel madera"- y me puse a forrarlas así quedan todas iguales (o, combinadas). No tengo el adhesivo prolijo y especial que quiero, pero la blanca genérica también va.

También guardé accesorios que (venían con sus cajas, ¡por algo!) uno al lado del otro. Todos en el mismo lugar.

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Mantener los accesorios a la vista, es práctico y a la vez te decora. Foto: Paula Ikeda.

Ahí pasé al tema: ¡accesorios! No te das cuenta de cuántos tenés hasta que los ponés todos juntos... Método Konmari. Desenredé cadenas, separé broches y anillos en distintos contenedores transparentes (qué lindos quedan) y me propuse que no voy a guardar ningún aro que no tenga su par.

Reparé (el alicate para las uñas hace milagros) algunas cadenitas a punto de zafarse y me entretuve con el brilla metal. Todo lo que no se usa, ¡se dona! PS. Probarte todo cuando estás aburrida, puede levantarte el ánimo.

Una batalla diaria

Dejé lo más pesado para lo último. Porque estamos justo en el cambio de temporada y va a costar. En los métodos sobre declutter, casi todos dejan para lo afectivo para lo último: fotos y recuerdos (eso lo puse en las cajas, bien rotuladas. Todavía no se van). Yo dejé la ropa que es parecido. Esas cosas que por algo no tirás: te las regalo tal, los compraste para tal ocasión...

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Todos los accesorios en un mismo lugar, a mano y con su funda o protección. Foto: Paula Ikeda

Estas dos semanas de cuarentena vinieron mejor que nunca: lo revisé todo. Encerrada pasé de querer estar en pijama all day a maquillarme -aconsejan no, para no tocarte la cara- y ponerme digna solo para que el ánimo no decaiga. Encontré buzos (así surgieron notas) y pilas de cosas, como vestidos de fiesta.

En Para Ti es célebre mi frase previo a algún evento: "¿qué te vas a poner?", "¡En lo que entre!". No me suelo probar nada (para eso necesitamos a Marité). Me gusta tener esos modelos que se que me quedan bien y listo. Pero aún así, el placard está que rebalsa. Si mirás mi ropa, hay muchas "yo" y dependen de cada etapa.

Limpiar el placard va a tomar tiempo: ya compré bolsas de residuos en estas poquísimas salidas "al exterior". A lo Walsh: se queda o se dona (el "se tira", siempre me dolió. Libros, comida y ropa ... no puedo). El "se repara" ya puedo, ¡porque tengo el costurero a mano!

Cómo ordenar en cuarentena en primera persona por Paula Ikeda
Cambio de temporada, podemos usar la cuarentena para hacer esa limpieza de ropa que tanto veníamos postergando. Foto: Paula Ikeda

Sí gané con el método de Marie Kondo: doblar por partes las cosas después de lavarlas se convirtió en un placer (porque lavar y guardar y no dejar todo tirado, también es clave si querés que no vuelva el caos).

Y, ordenar las t shirts de manera vertical para que entren mejor y pueda ver mejor sus colores o estampas, a me sirvió. Igual con las medias (como no tenía separadores en los cajones, corté tiras de cartón. ¡voila!).

ORDEN CUARENTENA PAULA IKEDA
Los percheros colgantes, no necesitan espacio extra y te permiten tener lo importante a mano antes de salir (cuando salgamos). Foto: Paula Ikeda

Imprescindible tener a mano: un perchero con la cartera (yo uso bolsos) donde tengas lo que necesitás si tenés que salir ya (llaves y billetera, mínimo). Podés optar por alguno de estos colgantes: los ponés en las puertas y ¡aguantan!

Más información en parati.com.ar

   

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